Al primer impacto económico de no tener lista Nintendo 3DS para este 2010 (algo especialmente doloroso porque al agotamiento lógico de DS se le une la consciencia de que hay sucesión inminente) hay que añadir un dato preocupante que ha salido a la luz en diversas publicaciones, todo a propósito de la documentación que ha hecho pública una desarrolladora japonesa de videojuegos: la producción de Nintendo 3DS podría estar resultando demasiado cara, con hasta un triple más de costes que su predecesora, DS.
Esto, que en parte será sufragado por un incremento en el precio a la venta que se estima rondará los 250 euros, es motivo de inquietud ya que para el éxito de las consolas previas había sido determinante un precio ajustado, e incluso con un precio de esta magnitud (abultado en la difícil situación económica actual), el coste podría ser insuficiente.
Quizá las cosas no resultarían tan inquietantes con un mercado más cerrado, en el que la disputa siguiera centrándose entre Sony y Nintendo. Pero la pérdida de una importante parte del mercado en favor del videojuego móvil representado mayoritariamente por iPhone, hace a muchos analistas dudar si Nintendo logrará tener el suficiente público durante el suficiente tiempo, todo para rentabilizar una inversión en que obligados por la necesidad de seguir llevando la voz cantante, podrían haberse precipitado en cuanto a su tecnología 3D.