Llamada a la categoría de mito, la serie de el señor de los Anillos supone un derroche visual en la gran pantalla, que imponía grandes esfuerzos en su traslado a videojuego.
Electronic Arts ha conseguido una importante meta: no perder la dignidad en tan complicada tesitura.
Parte inevitable de la explotación de un gran nombre, el traslado multiplataforma del Señor de los Anillos asalta todas las vitrinas de las secciones de videojuegos con una oferta variada, técnica ideal con la que seducir a alguno de los múltiples espectadores que caeran en el omnímodo poder del Anillo esta navidad.
Esta edición PS2, a cargo de la siempre licenciada (esta vez para el cine) Electronic Arts, recoge el testigo de la responsabilidad de las letras de Tolkien, bebiendo desaforadamente de la película de Peter Jackson. Traslados directos de escenas de la cinta, se fusionarán sin cortes con trazos poligonales depurados con que lanzarnos a la acción, en una constante rítmica que pretenderá llevarnos, de la forma más involucrada, a cada uno de los más relevantes tramos de los 2 primeros episodios. Esto es así porque iniciándose en la Comunidad del Anillo -y desde la primera impactante toma, donde ya formaremos parte de la primera gran lucha contra Sauron- avanzaremos hasta la segunda entrega, que evitando lanzarse a mostrar más de lo necesario, nos permitirá proseguir la aventura de forma paralela a la oferta cinéfila.
Las claves a la hora de infiltrarnos en el peligroso mundo de los protectores del anillo, serán las de un juego de acción de insipiración clásica (en evolucionada recreación del espíritu Golden Axe), dónde luchar acompañados de nuestros leales compañeros. Desgraciadamente, esta gesta solidaria no podrá efectuarse en modo multijugador. Con un cuadro tan proclive, emulando a la perfección a la mencionada recreativa -o incluso a un clásico más añejo como puede ser Gauntlet-, habría sido una preciada opción con que involucrarnos más en las oscuras luchas, con las que sentir más intensamente la unión creada en la batalla que tan bien ofrece la historia.
No obstante, los incentivos siguen siendo claros, y capaces de apaciguar problemas como algunos cortes en el ritmo cuando ya se ha jugado anteriormente -tanta fijación con recrear la película acaba pesando en algún tramo- o alguna aislada situación de peleas con las cámaras que no nos permitirán luchar equilibradamente contra los numerosos enemigos. Estos, alternándose con final bosses sobradamente conocidos, nos ubican perfectamente en una lucha totalmente motivadora. Junto a la épica de la banda sonora y los contundentes Fx, todo es una invitación para abusar de la espada en una sanguinaria matanza de orcos, fiel reflejo de lo ofrecido en el cine, en donde luchas Braveheart de corte fantástico robaban toda la atención a la que ahora unimos una posición activa.
En definitiva, una maravilla para los más aficionados, un buen juego para los demás.