3DS llega con un entorno tan favorable como grande es el reto impuesto: mantener la repercusión portátil de una compañía que desde Gameboy nunca se ha bajado del éxito, en el caso de Nintendo DS sublimado hasta límites antes desconocidos.
Ahora bien, la situación se presenta menos cómoda de lo que pudiera parecer: a la traición a dos de los rasgos básicos para deshacerse de la competencia hasta el momento (bajo coste, larga duración de baterías) por una nueva posición dirigida a apostar por la nueva tecnología, hay que añadir nuevos daños colaterales. Entre ellos el que afecta al tema de la vista, que ha abierto el debate sobre si los niños menores de seis años pueden o no usar el sistema, y que en las últimas horas se ha agravado con declaraciones de revistas japonesas que afirman que tras un evento de presentación en Japón, fueron una mayoría de usuarios los que hablaron de cansancio o incluso mareos tras jugar con la consola. ¿Simple exageración o catástrofe técnica?
La situación llegó al extremo de que muchos usuarios afirmaban después haber desactivado la función 3D -una opción posible pero que hace cuestionar la novedad y alto precio de la tecnología- en lo que es un escollo potencial al que para algunos se une otro: 3DS dará un paso atrás y nos devolverá a los tiempos con restricciones por zonas para cada juego. Así, Nintendo explica que para individualizar el producto tanto por cuestiones legales como de localización, habrá una consola y juego para cada una de las tres regiones habituales (asia, EEUU, Europa).
En todo caso, en unas horas se espera que se desvelen todos los detalles del sistema, algo que vendrá con sorpresas de última hora si se cumplen los pronósticos.