De la misma forma que con Polar Express, THQ se encarga de dar la réplica en videojuego a un estreno de animación y de forma simultánea a su aparición. La sinergia de las dos industrias permite que el bombardeo del fenómeno en cuestión produzca una explotación conjunta en dónde el público acabe gastándose el dinero con la mayor rapidez posible. Mientras en el caso de la producción de Zemeckis, ni en cine ni en videojuego han obtenido un resultado alentador, las cosas pintan muy distintas para la obra de Pixar. En la gran pantalla sus resultados son, nunca mejor dicho, increíbles. Van a golpe de taquillazo batiendo récords y la navidad promete llevarla a lo más alto. Además acabará siendo una de esas cintas con un gran revisionado especialmente agradecido de cara a su salida al home cinema. Y en lo tocante al videojuego, el resultado es lo suficientemente apropiado para que los niños con una moderada afición disfruten encarnando a sus personajes sin necesidad de revivir frustraciones anteriores con otras adaptaciones, y los adultos encontrarán también momentos divertidos a la sombra de algo que les ha hecho seltirse como niños.
Todos para uno y...
Como en la mayoría de las ocasiones semejantes, de la aventura en el cine se extraen episodios aislados que se extienden adaptados al propio lenguaje del arcade, y se intercalan con escenas de animación de la fuente original. Para favorecer la rejugabilidad, la mayoría de estas animaciones sí pueden saltarse para ir al grano del asunto, aunque hayan excepciones como las que tienen lugar en el curso de la misión, pero que no se hacen ni mucho menos tan molestas como en otros casos. Valga como ejemplo el caso del Señor de los Anillos, que en alguna de sus entregas nos hacía pasar demasiado tiempo viendo algo que ya habíamos contemplado en la partida anterior, con el consiguiente quiebro al ritmo y ruptura de la emoción de la partida.