"Sabemos que cada padre tiene una responsabilidad personal en hacer las cosas bien con sus hijos, para animarles a apagar los videojuegos y coger un libro, para enseñarles la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto...". Con estas palabras, nuevamente Obama vuelve a demostrar que no destaca por su afición a los videojuegos, a los que se ha referido en diversas ocasiones como símbolo de la educación incorrecta en estos tiempos.
No obstante, sus declaraciones coinciden con un nuevo informe publicado en la BBC que se suma a todos aquellos que en algún momento han dicho cosas a favor o en contra del videojuego, en una tendencia que globalmente debería servir para no tomar tanto a este sector ni como símbolo del mal ni como supuesta salvación.
En todo caso, contra una tendencia habitual de vincular videojuegos y violencia, el informe en cuestión explicaba cómo "mantener a los niños fuera de las calles también los mantiene alejados del crimen", argumento de por sí poco redentor. "Encontramos que los costes sociales de los videojuegos son mínimos sino inexistentes", concluye en un tono más esperanzador.