Quizá no fue justo. Quizá aquel “Konami tú antes molabas”, aunque la frase era indudable, no tenía la suficiente perspectiva. Resulta tan fácil repasar otra vez su catálogo y volver a creerlo: en los 80 con Konami estábamos ante una de las mejores desarrolladoras, sino la mejor. Compitiendo de tú a tú con Nintendo, por mucho peso que tengan los invencibles Mario, la contundencia de los Gradius, Contra y Castlevania era demasiado poderosa y con una temática de atractivo inédito, y además sabía jugársela por la jugabilidad, con carisma casi infantil, como demuestran los Comic Bakery o por la vía de los deportes con sus Konami’s Tennis y tal y tal. Y lo de las licencias que comentamos en The Goonies…. para seguir aplaudiendo, 25 años después.
Pero no se trata de reescribir nuestras líneas, subrayar ahora las virtudes y sencillamente entonar un ‘donde dije digo…’. Lejos de eso, lo que decíamos era verdad palabra por palabra. Pero quizá en la inmensa habilidad de una compañía que debe estar llevada por tipos de agudeza comparable a Iwata o Jobs (con un sentido de la discreción mucho más acusado, eso sí) fueron visionarios al limitarse a explotar Pro Evolutions y Metal Gears, a jugar al pasito adelante y atrás en evoluciones tecnológicas con una franquicia balompédica que adelantó a FIFA para volver atrás –y seguir vendiendo como churros– y luego volver adelante y seguir manteniendo así la máquina del dinero.
Sí, nos repetimos con lo mismo de siempre, lo de la falta de originalidad. Pero viendo y releyendo el análisis de la situación en nuestra edición impresa y cómo la situación es una constante en cine -reboots-, música –sobreviven los de siempre-, o incluso cómics –con muertes y resurrecciones de personajes-, quizá le dimos muy duro a Konami por ser más rápida que el resto en aprender la lección, aún cuando las demás estén haciendo lo mismo poco a poco, con matices diferenciadores como que Nintendo –por ejemplo– publica también consolas para vendernos los nuevos Mario.
Entre todo esto, Konami además nos ha dado a los quejicas nostálgicos grandes descargas que demuestran que financiándose con superproducciones cansinas para compradores compulsivos (los de los antes mencionados) pueden trabajar en lo que les hizo grandes: la serie rebirth que tiene con Contra y variantes (Hard Cops Uprising), una buena señal de que todavía hay algo vivo que apela a la verdadera esencia del videojuego y a lo que Konami fue una vez. Y por eso hay que decirlo: Konami, tú antes molabas, y molabas tanto, que incluso viste lo que iba a pasar. Y si tu habilidad, molesta e inteligible o no, te permitió salir airosa de la situación y darnos en pequeñas dosis lo que pedimos, es motivo para agradecerlo. Y quien no lo entienda, aunque seamos nosotros, es que no debe enfrentarse a departamentos contables enloquecidos por obligaciones de responder a presupuestos internacionales o a una competencia con tan poco criterio como el de un mercado cada vez con menos gusto. Pero más que probablemente nunca fue culpa tuya.