Hacen falta mejores películas de videojuegos, y Paul W.S. Anderson está dispuesto a dar lecciones. El realizador que saltó a la fama con la cuestionable adaptación de Mortal Kombat y que después incrementó la polémica con Resident Evil, explica que "muchas adaptaciones de este tipo están hechas por directores que no conocen al videojuego que trasladan, no se sumergen en ellos y por tanto no entienden qué le gustó a la gente de esos juegos".
Muchos seguidores de la franquicia de Capcom, probablemente se lleven las manos a la cabeza al comparar su discurso con los inicios de la serie en el cine. Reemplazado en centro de fobias por Uwe Boll, quien por su parte fue varios pasos más allá al realizar traslados infames, también es cierto que pese a los malos inicios Resident Evil ha progresado en sus sucesivas entregas (y sin estar a la altura del videojuego, sí ha tenido algo más de dignidad en las últimas estrenadas).
Además, Anderson demuestra ser consciente del odio que despierta "a pesar de lo que muchos detractores digan en internet, yo adoro los videojuegos de Resident Evil, y esas películas están hechas con mucho conocimiento y pasión por los juegos". Con su discurso le va a resultar difícil no recibir más comentarios de sus detractores por sus nuevas lecciones prácticas de cómo hacer cine.