A Inafune no le dieron permiso para acabar Megaman Legends. Comprensible en una industria cada vez más difícil y estricta. Una que estudia todos los movimientos. Una en que endosaron Bionic Commando a un estudio occidental con el que, en sus propias palabras, la política acabó siendo “lo que diga la otra compañía, no me importa”.
Pasa lo mismo con otras. Las que se dedican año a año a publicar cosas como Fifa o Pro Evolution. Un año evolucionando, uno involucionando…
Parece que tanto estudio de movimientos, vuelve a estar guiado por listillos que han trepado alto, que consideran a los creativos -una vez más- piezas de su castillo de Playmobil con el que pasan el rato entre gráficas, y que siguen cometiendo errores de la misma manera escandalosa.
Esto a uno le recuerda que algunos tienen por tragedia que Sega cayera en esta historia. Sega, la misma que 6 meses antes del lanzamiento USA de su defenestrada Saturn puso a la venta esto:
Que unido a otro remiendo surgido del infierno, daba con esto:
Que para conectarse a la red eléctrica, gracias a sus elucubrados sistemas, daba estos problemas:
Pero que eso sí, permitía jugar a esto…
...una patraña de jugabilidad lamentable que cabría señalar como la razón, en su estado más puro, de que los juegos de lucha nunca escaparan a las 2D. Más de una década les costó antes de volver al Street Fighter 2 con el lifting de la cuarta parte.
La cuestión es que sí, mucho gadget tremendista como para que su compañía no acabara hundida. Ahora las cosas se piensan mucho más a la hora de vender consolas. Los precios, la duración de la batería, el eje de la innovación… todo se controla de forma diferente...
O no.
(Esta es la versión autocensurada del artículo en que íbamos a hablar de cosas que quizá sea mejor dejar correr por evidentes; conste que 3DS es una consola magnífica a pesar de la innecesariedad 3D, su justa batería, y los bandazos que empiezan a intuirse).