Su especialización en algo tan concreto como la crítica visceral a los juegos de 8 y 16 bits (sí, eso que se supone debíamos hacer aquí) por medio de elaborados vídeos y dando rienda suelta a la ira contenida en años, impide que el personaje del que vamos a hablar hoy sea un clásico de Internet conocido como merece en países como el nuestro, o que haya alcanzado un status de estrella como sí habría sucedido caso de, por ejemplo, dedicarse a la crítica de cine.
3D0, un intento de consola con propuestas como la que hoy presentamos.
El prota en una larga discusión friki con su madre por no tener novia. |
En lugar de eso, sin doblaje al castellano y limitado pues al mercado anglosajón, The Angry Videogame Nerd es un tipo con el que sólo pueden reírse -pero eso sí, mucho- los veteranos que tengan una cierta idea de la temática de la que habla. Caso contrario, a los interesados del videojuego que no vivieron los 80 y principios de los 90, podría resultarles si no tan gracioso, sí bastante ilustrativo. Pero puesto que el aficionado al videojuego generalmente tiene otro perfil (tendente a lo sabelotodo, lleve dos o tres años dedicándose a esto ya estará abonado a dar lecciones) su función queda pues muy limitada, aunque sí sea tan conocido entre los veteranos de habla inglesa que muchos incluso se hayan lanzado a hacer tristes imitaciones de sus modos, intentando emularle de manera ridícula y lamentable.
El prota en una larga discusión friki con su madre por no tener novia.
3D0, un intento de consola con propuestas como la que hoy presentamos. |
En todo caso, si hoy hablamos de él es para señalar un videojuego que antes no conocíamos, en un soporte que conocimos poco (y eso ya fue demasiado) y que nos ha parecido una de las propuestas más bizarras y absurdas que recordamos en mucho tiempo. Un título absolutamente esperpéntico que evidencia los peores defectos que hemos anunciado alguna vez, exaltados hasta el paroxismo. Que sus usos fueran intentados a principios de los 80 con nombres que sí hemos mencionado, a saber, los Space Ace o Dragon’s Lair que nos vendían como juego un Laser Disc para manipularnos con la idea de que aquello era controlable, y que pese a todo “Plumbers don’t wear Tie” volviera a intentar lo mismo mucho tiempo después, cuando salíamos de la diversión propia de los 16 bits, tiene algo de grotesco. Y puede que por eso, sus creadores, conscientes de aquello con lo que tenían que lidiar (o eso o eran unos chapuzas pasados de psicotrópicos) decidieran ahondar en ese elemento grotesco y compusieran una oda al absurdo. Algo que, viendo el resultado, tampoco les disculpa.
De pronto, el narrador (porque al parecer esto necesita un narrador) con máscara de pollo.
De pronto, el narrador (porque al parecer esto necesita un narrador) con máscara de pollo. |
Pongámonos en ello: 3D0, una de las supuestas aspirantes a liderar la transición a las 16 bits en un momento en que parecía habría mercado para todos (lejos de eso Sega empezó a caer con su Saturn) demostró su enorme desorientación dándolo todo con una consola que buscaba solo el espectáculo visual. Entre sus propuestas dominaban diversas variantes de la técnica antes descrita: vídeos pregrabados, con mayor o menor interacción para distraer sobre la nula base jugable de lo que allí nos presentaban. Y como punto clímax de su degradación, “los fontaneros no llevan corbata”, un juego cuya portada iba siendo bastante ilustrativa: “un fontanero, una niña de papá, pollos, escenas de duchas, carreras de coches, pandas, una monja”. Si no parece suficiente, unos títulos de crédito (¿en un videojuego?), con su protagonista durmiendo mientras exhibe abdominales, con un oso panda sobre un coche apareciendo en colores alucinógenos entre inserciones de negativos de carreras de coches (literalmente), dan paso a una bronca de la madre del protagonista y padre de la chica que éste deberá seducir, que se prolongará durante minutos. A partir de ahí, una aventura absolutamente incoherente, repleta de momentos sin ningún tipo de sentido, ilustradas innecesariamente por un narrador que en ocasiones se pone la máscara de un pájaro, y que posteriormente es reemplazado por una señora. ¿Sentido? Ninguno. El grado de locura es absoluto, la forma de no dar crédito del Videogame Nerd, digna de ser atendida incluso sin entender el idioma (lástima, pues es verdaderamente gracioso). Ya saben, siempre cabe la posibilidad de encontrar algo peor en videojuego. ¿También esta vez?
El Angry Videogame Nerd, flipando tanto como exige la situación.
El Angry Videogame Nerd, flipando tanto como exige la situación. |