La fortaleza del híbrido
Como se ha apuntado antes, tras la primera toma de contacto hay un parón seco. Nuestro personaje ha sufrido daños que parecen conducirle a la muerte... pero en lugar de eso acabaremos conociendo algunas de sus nuevas facultades. Aunque no todas. Estas se verán incrementados durante sus fases, y en su progresiva aparición y el tipo de “poder” que nos otorgan se podría hacer otra comparación con un título relativamente reciente y también de primera línea: Psi-Ops de Midway. Si con él comparte algo de la ambientación, la sucesiva aportación de escudos anti-armas, poderes de invisibilidad o armas que nos permiten manejar robots enemigos (y acribillar con ellos a los de su bando) tienen claras analogías que en este caso se miden también con una barra de energía propia.
A medida que avanzamos, los escenarios que se apuntaban como trabajados, son algo más que eso, llegan a un nivel que en la versión X-Box es mucho más comprensible que en Playstation 2. Bajo la lluvia, con los reflejos de las luces en el asfalto, conduciendo a nuestro protagonista por pisos de varias alturas, recogiendo nuevas armas que se nos acumulan, repeliendo con las de más contundencia a tanques rivales y utilizando vehículos en medio de los tiroteos, entenderemos que aquí hay mucho más de lo que podía esperarse.. Los cambios en el avance, auténticos recortes, y su variedad –como lo de coger el coche– contribuyen a un interés que remata el apartado gráfico. Quizá se logra porque los personajes en pantalla no tienen tanto acabado en el detalle –a las animaciones poco puede echárseles en cara–, el caso es que desde brillantes jardines a oscuros ghettos, la atmósfera está lograda como pocas veces. PS empieza a ser un nombre obligado.
Multiplayer, ¿el remate?
Superadas varias fases y vistos algunos de sus retos, el sabor de boca de juego de primera al que uno quiere volver es intenso como todo en él. La diversidad de su planteamiento, en algo tan cerrado y machacado como se está convirtiendo hoy día cualquier género con la saturación de candidatos, y que aquí huye de los meros añadidos (más armas por ejemplo, cosa que sí aporta) como solución exclusiva, para llevarnos a fases en que intentar el sigilo u optar sencillamente por la destrucción alocada, invitan a explorar al máximo sus pantallas.
Resta por probar el apartado multijugador, que se intuye como el argumento definitivo para convertirlo en un intocable en el catálogo de la máquina. Cuando ese apartado esté en funcionamiento, podrá juzgarse lo que aporta. Hasta entonces, el resultado es de sobresaliente con opciones de matrícula.