Llegó la hora de la verdad: el reto más difícil para Sony comienza con el intento de implantar Playstation Vita en el mercado del videojuego.
Si con PSP no lograron cumplir los pronósticos que se extraían viendo la consola y sus prestaciones -pero sobre todo atendiendo al éxito logrado con Playstation-, Vita se presenta quizá como la última embestida portátil frente a la hegemonía Nintendo.
Su principal reto, el mismo que amenaza precisamente a la compañía de Mario: el avance de los juegos para terminales móviles que ya no hacen de las consolas especializadas la única manera de jugar y que de hecho la convierten en un soporte limitado para muchos usuarios.
A esta última idea, Vita reacciona con numerosas posibilidades que deben enfrentarse a una coyuntura complicada: 3DS tendrá una campaña navideña con la consola a precio reducido, un catálogo con pesos pesados como Super Mario 3D Land y Mario Kart y consolas para todo el mundo. Entre tanto, Vita sólo estará disponible en Japón (a Europa y EEUU llegará el 22 de febrero), a un precio más abultado y con Sony acuciada por la difícil situación económica de la compañía.
Así, en las últimas semanas se han conocido datos como que las pérdidas previstas por Sony para el presente año se sitúan en mil millones de dólares (un billón en terminología anglosajona). Que su división de videojuego SCE alcancase datos positivos por primera vez en cinco años el pasado mes de marzo (una división con creciente importancia ante las escandalosas pérdidas -en torno a 2.2 mil millones de dólares- de su división de TV), y que Vita vaya a echar por tierra esos números por su potente inversión, hacen que todavía más ojos se sitúen sobre ella: la coyuntura económica y su alto precio no pintan bien.
Para rematar el difícil panorama y la importancia trágica de Vita, la conocida agencia Fitch que lleva a mal traer a numerosos países por la calificación de su deuda, ha hecho lo propio con Sony a degradar a la compañía de a BBB. Un difícil panorama.