En Nintendo puede que no lean las cosas como las demás, y por eso en tantas ocasiones han elegido un camino propio. Si hasta la fecha muchos coincidían que parte del éxito de su apuesta hardware en sobremesa y portátil se había basado en sus ajustados precios, en la última época parecen dejar claro que ellos no lo interpretan de igual forma.
Su lectura, no obstante, está cuestionada por sus propias decisiones: cierto que Nintendo 3DS salió a la venta a un precio abultado, pero también que el pasado mes de julio finalmente tuvieron que dar su brazo a torcer, y aplicar tijera para salvar las ventas fuera como fuese.
Ahora es la futura Wii U, que precisamente será re-anunciada en unos días en el CES, la que inquieta por su precio. Y fuerza a Reggie Fils-Aime, presidente de Nintendo USA, a justificar el precio "sustancialmente" mayor de la consola.
"Si soy un cabeza de familia con ingresos entre 50 y 60 mil dólares, seguiré apostando por Wii U por su software y por ser un excelente utensilio de entretenimiento". Puede que de por sí la explicación no sea tal cosa, y en esa línea de vendedor prosigue con frases del tipo "para los consumidores que quieren tener los últimos gadgets y la mejor propuesta, para ellos es Wii U".