No, el presente tiene poco que ver con el futuro que pronosticaban los 80. Hay menos lucecitas y los avances han ido por una línea muy distinta. Probablemente un iPhone impresionaría a los usuarios del Walkman, pero la falta de coches voladores les decepcionaría relativizando la importancia del terminal de Cupertino.
Así, 2010 podía parecer en plena época NES un momento prometedor, el punto culmen de la evolución. Una marcianada, si atendemos a lo que un cartucho en concreto ofrecía a los jugadores.
El nombre del interfecto, no puede ser más simbólico. Ya hemos mencionado algunas veces cómo tras el fiasco de Street Fighter en Capcom estuvieron tentados a cambiar de género y así se cocinó Final Fight (que iba a ser llamado Street Fighter 2, pero finalmente decidieron dar una oportunidad más al uno contra uno). Así que un spin-off de Street Fighter llamado Street Fighter 2010: Final Fight, da para arquear una ceja. Y si luego comprobamos lo forzado del argumento (experto en artes marciales reconvertido en científico y cuerpo cibernético) nos preguntamos qué diablos tiene que ver con Street Fighter, por más que fuera de Japón el protagonista resultara ser, atentos, Ken. Al parecer, el chico se retiró tras vencer en SF, se metió a científico, descubrió el “cyboplasma” y para vengar a su socio en el laboratorio asesinado, se hizo con un cuerpo cibernético. Pero algo le salió mal… porque su excompañero de laboratorio había fingido su propia muerte y le intoxicó liberando cyboplasma por todo el universo…
En los tiempos de NES no hacían falta grandes malabarismos argumentales para justificar que tuviéramos que salir a repartir leña fueran quienes fueran nuestros enemigos, por lo que las argucias delirantes con que ponernos en situación y justificar la marca hace pensar en algún directivo de Capcom con tiempo libre e ideas geniales en una época de mercadotecnia primitiva. Considerado uno de esos juegos verdaderamente difíciles del catálogo de la primera Nintendo, tras la melodía de inicio de partida y los textos del absurdo relato, nos encontramos con un juego estéticamente interesante y al tiempo confuso. Ver al Ken del futuro moverse con versatilidad por una variante de Contra plataformera con ítems de función dudosa hacen pensar en un exceso de ambiciones con una planificación muy limitadita. A uno de sus vídeos confusos nos remitimos. Tiene un encanto especial por pereza que dé jugar con él: