El reemplazo en la dirección de una saga suele generar controversia, y es fácil encontrar tanto a antiguos seguidores a disgusto con los nuevos cambios, como a creadores originales que se tiran de los pelos por las decisiones creativas sobre un producto que siguen considerando suyo.
No es el caso de Rockstar Games, una compañía abonada al éxito en producciones triple A, que con Grand Theft Auto en la recámara ha de solventar primero la papeleta de Max Payne. Algo que pinta muy bien según Remedy, desarrolladores de sus primeras aventuras y que entienden que lo que están haciendo con el personaje es "brillante".
Así, los creadores de Max Payne y también de Alan Wake, quienes vendieron la franquicia a Take 2 por diez millones de dólares y un puñado de acciones en 2002 (alguien sospechará por esto de intereses comerciales), se encuentran convencidos de estar ante una magnífica evolución y título rompedor: "adoramos de forma absoluta lo que han hecho con Max Payne y no podríamos estar más orgullosos de lo que está logrando esta serie".
Entre elogios, subrayan lo que apuntábamos, el poderío de Rockstar: "ellos nunca hacen juegos apestosos, es como si el logo de Rockstar se hubiera convertido en un sello de calidad". Tiempo se han tomado, eso sí. Como puede apreciarse en la imagen superior, ya tuvimos anuncios del lanzamiento de esta parte que apuntaban a 2009.