Ryu y Ken son nombres grabados en el subconsciente de los aficionados al videojuego de los 90. De hecho, por aquella época no era necesario ser demasiado devoto de los salones recreativos para liarse a tortas manejándoles o a ellos - en la mayoría de los casos- o a alguno de sus compañeros. Los motivos por los que consiguió destacar de tal forma son varios, e hicieron que en el abismo que mediaba entre Street Fighter I y II, las virtudes del último fueran tan bien traídas que este acabara convertido en un fenómeno de los que traspasan los terrenos que le son propios para llegar a algo más.
No hacía falta ni ser un videoadicto, ni ser seguidor de los títulos de lucha en uno contra uno (que experimentaron un ascenso importantísimo con él en los tiempos de Final Fight) ni tener una edad determinada. Lo único que hacía falta era reunir la mayor cantidad de monedas de 25 y prepararlas para interrumpir la funesta cuenta atrás que nos llegaría tras el doble KO.
Pudo contribuir un aspecto gráfico más llamativo de lo que los jugadores de la época estaban acostumbrados, el éxito del manga que comenzaba a arreciar gracias a la influencia de Goku y compañía y con el que compartía el parecido propio de la animación ayudándole a engrosar su público. De esta forma cuando le llegó el turno de dar el salto a soportes domésticos, primero para Super Nintendo y posteriormente en MegaDrive, acabó demostrando no sólo su capacidad para recaudar en máquinas, si no para vender consolas sus cartuchos y todo lo que llevara su nombre. Y claro, de ahí a la TV y al cine (con protagonismo de Van Damme), sólo había un camino corto por recorrer.
Como en todo fenómeno de esta envergadura, fueron varios los que le acompañaron ya que la cantidad ingente de títulos de lucha que se dieron a conocer por aquí desde su revolución fue lo suficientemente importante como para hastiar a cualquiera que no tuviera una enfermedad obsesiva por este tipo de género.
Destacaron algunos, como Mortal Kombat, que de entre esa plaga optó por el gore y cuyo sensacionalismo creó escuela (una escuela que todo sea dicho sigue en buena forma, visto el reciente Mortal Kombat Deception), o Fatal Fury, camino a King Of Fighters, uno de SNK que compartía virtudes con los de Capcom. Así que, si ambos vendían, si ambos tenían su público, e incluso mejor aún, si habían partidarios/detractores de uno y otro ¿por qué no mezclarlos?