De hecho los únicos personajes actualizados, por excesivamente anticuados, quedan un poco llamativos ya que remozados estos destacan sobre el resto, a los que se ha dejado intactos. Unido a las pixelaciones y los aburridos decorados a los que dan ambiente músicas de otros tiempos, dejan al apartado técnico en lugar muy secundario. Los escasos añadidos fuera del encuentro de mascotas se resumen apenas en una galería que se va rellenando a medida que progresamos -lógica en tanto este es un producto de acérrimos seguidores o coleccionistas- o un modo práctica con el que poner al día nuestros conocimientos de lucha, que con el tiempo seguro que se han deteriorado. Eso sí, el juego de forma algo abusiva nos permite continuar infinitas veces, y eligiendo de entre 4 opciones que nos permiten superar el escollo concreto.
En batalla, una doble barra en que además de la energía incluye un medidor que una vez repleto nos permite ataques de infarto (de conocer la técnica concreta) es parte del escaso bagaje adicional que junto a un modo de defendernos que incluye posibilidad de contra-atacar, tampoco quita el sueño (nada de luchas en equipo o irrupciones repentinas en escena).
Ahora bien, de todo esto se puede extraer la misma conclusión que la que se obtiene con cualquier clásico que vuelve a salir a la venta tirando de nostalgia, y en este caso, de marca/unión de marcas. Sigue teniendo cualidades de diversión intactas que hacen que quien pasó horas formando callo en las yemas de sus dedos, con apenas contemplar su aspecto, gire instintivamente una cruceta imaginaria, o el stick de la recreativa para dibujar un cuarto de circunferencia para presionar el botón al cumplir el trayecto. En ese punto nuestro personaje describe un movimiento demasiado inolvidable del que surge una bola de energía que impacta a nuestro rival. Y llegados ahí, ya está liada. Empezar a combatir y dejarlo a menudo no están tan próximo como sería deseable, incluso más de una década después. Incluso con un regreso como éste, light en varios sentidos, sigue pesando su nombre.