"Era un tema central desde las primeras características de esta consola", explica Scott Rohde en nombre de Sony al hilo de las medidas antipiratería de Playstation Vita. "Necesitábamos algo capaz de combatir firmemente la piratería desde el primer día, y por eso las tarjetas que se compran son de un formato propio", remata.
A pesar de que en Sony probablemente tengan claro que un nivel más alto de exigencias impone un reto mayor a los especialistas en reventar sistemas de seguridad (en Cupertino fueron especialmente hábiles con el iPhone, y antes o después fue hackeado), en esta ocasión han diseñado la consola aprendiendo de la experiencia de la primera PSP. "Hay una solución frente a la piratería en cada cartucho, algo que confiamos nos dé protección a largo plazo". Así, aunque pueda desagradar a muchos que Sony vuelva a imponer su propio formato y que se huya del estándar en tarjetas de memoria de PSP, esta será la base de la protección.
Ahora sólo falta por ver cómo se inicia la implantación de la consola en EEUU y Europa. Que sus juegos no sean fácilmente pirateables no es lo único que necesitan los desarrolladores para invertir en futuros trabajos.