Entre tanto regreso, la anunciada vuelta de los dos pequeños dinosaurios (aunque siempre parecieron dragones) se convierte en una oferta ideal para sus seguidores, aunque algo extraña para los neófitos.
Todas las virtudes quedan expuestas en el análisis del clásico, en que se hablaba de las grandes cualidades de un producto que aún a día de hoy, con su aparente simplicidad gráfica, puede ser una de las más divertidas ofertas y que más enganchen al jugador. Antes eso sí, habrá que librarse de ciertos prejuicios vanguardistas, de la necesidad de aspectos gráficos modernos -este tenía buen aspecto allá por el 86- y rendirse a su diversión que, como en todos los juegos de esta saga, parte de lo básico para elaborar grandes partidas. Es esa además la vía de muchos juegos míticos en cuanto a diversión (en un listado en que este debe figurar), y que en los últimos años ha tenido en Puzzle Bobble una de las muestras que más recordarán quienes lleven poco tiempo en el mundo del videojuego.
De cualquier forma, lo necesario, conscientes de cual es el sistema de juego (capturar enemigos con pompas expelidas por nuestros protagonistas, administrar bien los items, avanzar en las pantallas...) es abordar las novedades y ver qué es lo que hay de nuevo, y si esto merece la pena. En este sentido, la oferta se apoya en elementos como una nueva versión, venir acompañado por un Link Cable para permitir el modo multijugador (aunque con un solo cartucho, sólo puede utilizarse en la versión "clásica" o "old"), y en un precio reducido en comparación con los nuevos lanzamientos. Todo esto también denota un elemento obvio: si se ofrece tanto, y además barato, es porque las novedades no son muchas. El aspecto remozado de la nueva versión es bastante sutil, una versión más light en jugabilidad y con pantallas coincidentes que podría quedar como una reconstrucción de un hábil programador freakie de los que distribuyen rarezas por internet. Además, la propia estructura de la máquina portatil juega en contra, con una pantalla dispuesta en la forma contraria a la que utilizaba el original (y que componía las pantallas verticalmente) obligando a utilizar un zoom de dos tomas para poder ver la pantalla completa. Así, con el aspecto normal, el tamaño es más correcto, pero en muchas pantallas no llega a tenerse control sobre todo el nivel, de forma que se menoscaba la jugabilidad y se convierte en un enemigo peligroso. Por el contario, tras presionar el gatillo 'L' se nos ofrece una visión general más cómoda para orientarse -y no perderse ningún objeto o enemigo en la parte superior- pero con un tamaño muy reducido.
Por lo demás, la diversión sigue intacta, apreciable para los que no tengan una visión adulterada por demasiados modernismos y que sepan extraer el jugo que siempre ha ofrecido el juego. Para ellos varias recomendaciones: evitar los paraguas -con los que se saltan varias pantallas- hasta estar algo avanzados, caso contrario no podréis recoger elementos valiosos como son los caramelos (de tres tipos, uno para proferir más velozmente pompas, otro para hacerlo más lejos, y otro para hacerlo con varias a la vez) o zapatos con que desplazarnos con mayor velocidad. Además, los jugosos bonus son un aliciente para quien sepa acabar con todos los enemigos a la vez y justo antes de que escapen de sus esféricas prisiones. La recordada lluvia de pasteles, diamantes y otros objetos tan entrañables como siempre, reforzará la puntuación del jugador experto. Y reavivará la nostalgia.