El potencial de Nintendo en las nuevas formas de videojuego -Facebook, móviles- es tan grande como firme su posición de no dejarse tentar. El motivo, claro: dispersar sus licencias de Mario, Link y compañía a través de otros soportes supondría un golpe de gracia a su división de hardware, totalmente dependiente de la exclusividad de sus juegos como se ha demostrado reiteradamente.
Ahora bien, ¿significa eso que en Nintendo están dispuestos a renunciar totalmente a estos nuevos ingresos? A juzgar por su último movimiento, no: han encontrado una vía que parece satisfacerles y ser respetuosa con el planteamiento antes descrito.
Así, una cosa es publicar una aplicación para móvil con un juego de Mario, otra muy distinta publicar una que emule a sus títulos retro. Por un lado se limitan posibles daños ya que el software disponible es antiguo (pero con sobrado poder de convocatoria), por otro al haber una emulación por medio (de consolas Gameboy en concreto) se da la sensación de que un terminal de Nintendo sigue controlando el proceso.
La emulación incluida se centra como advertíamos en Gameboy, incluyendo ahí tanto la consola tradicional como la color y su variante Advance.