No todos los abandonos de Infinity Ward son carne de litigio. Cuando todavía está pendiente de resolución judicial el intricado proceso que enfrenta a varios de los ex-miembros del estudio con Activision, Robert Bowling, responsable de estrategia creativa de Call of Duty, relata por qué abandonó el estudio el pasado mes.
Tras seis años comprometido con Call of Duty, "tenía claro lo que no quería hacer, faltaba aclarar qué quería hacer". Una cosa llevaba a otra en el sentido de evitar estar encerrado en un mismo proyecto y dar coherencia a su responsabilidad como creativo: debía hacer algo más que actualizar una saga obligado por sus réditos económicos.
Su perspectiva no puede ser más clara y descriptiva de la difícil situación de un creador en estos tiempos: "después de cada proyecto te sientas y miras qué te apasiona y haces tu movimiento basándote en ello, lo haces con independencia de que el resto del mundo esté dispuesto a moverse contigo o no, si hay historias únicas que quieres proporcionar, tienes que seguir tu pasión para entregar esas. Nada más debe influir cuando se trata de tomar una decisión creativa".
Obligado pues a tomar su propio camino, su nuevo estudio se llama Robotoki, algo con lo que ha comprometido su propio capital: "era importante para mí tener pleno control de Robotoki, para poder fundar de manera sólida algo que atrajera a talento y lo dotara de libertad creativa [...] buscaremos aliados que soporten la mentalidad independiente permitiendo que quienes inicien el proyecto tengan su control".
A partir de ahí, su primer proyecto será un universo on-line que definirá su género después de que el escenario esté claro. Su optimismo parece claro: "es el mejor momento para los desarrolladores independientes en nuestra industria".