Se trataba de elaborar una especie de estrategia cuando esas cosas no se llevaban, disponerlo todo para batir al rival y esperar la ocasión para ver cómo aquél acababa churrascado ante nuestro gozo culpable. La obra de Antonio Prohías se hizo videojuego en los ochenta, siguiendo la extensión de unas figuras que alcanzaron la fama en la revista Mad cuando, perseguido por el regimen de Castro, tuvo que exiliarse en Nueva York. Su humor cuajó en seguida en la publicación, dotado de su característica agudeza a la hora de reflejar una parte de la naturaleza humana, por lo que ni sus problemas con el idioma (acudió a la revista acompañado de su hija pequeña que ejercería de interprete) le impidieron fichar para la publicación y seguir su camino a la fama.
Ahora y de la mano de Vicious Cycle Software los espías de Prohías vuelven a la vida digital, y lo hacen por encima de todo a un precio inmejorable por el que algunos no deberían ni plantearse su adquisición. Nos referimos fundamentalmente a quienes sientan simpatía por su creación, o quienes se divirtieron sorprendidos en los tiempos antes mencionados.
Porque por menos de 20 €uros puede experimentarse su salto en el tiempo que ha permitido cambiar a las 3D para recoger elementos de plataformas e incluso hacer uso de perspectiva subjetiva. Su ajustado precio no ha repercutido en un acabado mediocre o de atractivos justos, quizá sus apartados técnicos no sean un derroche, pero se ajustan al diseño característico del espía blanco y el negro, y por lo demás dan un entorno en tonos alegres al que acompaña un sonsonete elegante, a medio camino entre la música de ambiente de hace algunas décadas, y tonos de Kill Bill.
Todo responde así a la labor caricaturesca que dio origen al fenómeno, pero con una evolución no sólo para adaptarse al cambio de entorno, si no para enriquecer sus opciones. Empezando por el modo historia, desde ahí asistimos paulatinamente al tutorial mientras damos nuestros primeros pasos en la primera misión (encontrar los mapas de creación de armas de destrucción masiva... ahí es nada). Así, vamos aprendiendo el modus operandi, cómo adquirir items mediante las monedas que logramos batiendo a nuestros rivales, o cómo colocar esos items para fastidiar a nuestro oponente (cubo de ácido sobre la puerta, puño para golpear en la caja de caudales... lo “habitual”). Todo para avanzar, librarnos de las trampas, hacernos con tarjetas de seguridad y, en definitiva, prepararnos para combatir al más alto nivel.