Aparte de los controles, hay una ranura para la memory stick que Sony lleva un tiempo utilizando en sus cámaras digitales o algunos reproductores Mp3 (y que permite desde guardar partidas hasta almacenamiento de nuestra música), una salida para auriculares que en el Value Pack que se lanza en Europa trae unos propios con botones incorporados (más cómodo para elegir canciones), la entrada lógica para cargar batería, la de los UMD en la parte posterior y el botón de encendido yapagado o pausa, que tiene la particularidad de permitirnos volver al punto en que habíamos dejado la partida al reencender. A ese repertorio hay añadir un puerto superior para conexión via USB con el ordenador, y dos aperturas a posibles añadidos de hard futuros.En cuanto al soporte UMD, que está previsto para poder visionar películas (en su lanzamiento incorporará un ‘vale-regalo’ para SpiderMan 2) pretende además de introducir un nuevo formato de visionado, sacar todo el partido posible a su pantalla, en lugar en el que se cuece todo.
Irrealidad
Y es que una vez encendida, desde sus propios menús, diseño de iconos y logotipos cuidados (con un fondo que cambia según el mes) la sensación de asombro es de las que hace tiempo que no se tenía. Posiblemente porque en consolas/PC el avance ha sido gradual, y porque en portátiles Gameboy ha estado mucho tiempo progresando lentamente hasta llegar a reproducir juegos tipo 16 bits en SP. Aquí el salto es elevado. Habrá que acostumbrarse eso sí a los tiempos de carga, algo que con los cartuchos era desconocido y que aquí impone unos segundos de espera y que los programadores afinen al máximo a la hora de establecerlos (porque, entre otras cosas, la batería no tiene una duración excesiva). Introducido el UMD en su parte posterior y elegida su carga, el incorporar un potencial similar al de PS2 en una pantalla de esas dimensiones es un show en el que la resolución y el colorido que saca su TFT dejan boqui-abierto.
El apartado sonoro colaboran, lejos de los sonidos de corte polifónico y que contribuyen a estar dentro del juego que tenemos en nuestras manos bien por sus auriculares o los altavoces de su parte inferior.