Los clásicos son clásicos por algo. Esa parece la idea de Nintendo, que si bien parece lejos de enfocar el asunto ambicionando la frescura perdida a la hora de crear nuevas sagas -sus lanzamientos son prácticamente de manera íntegra revisiones de Mario, Zelda etcétera-, ahora se plantean si no se han dejado algo por el camino.
Así, según se explica en la conocida publicación Kotaku, varias figuras emblemáticas de Nintendo buscan la mejor forma de hacer que los videojuegos clásicos calen más en el enfoque moderno. Algo que tiene que ver con las emociones especiales que despertaban sus primeros Zelda y Mario.
La situación llama la atención por cuanto a pesar de las recurrencias, las sucesivas entregas de sus series más potentes han funcionado holgadamente y muchos entendían que gracias a su capacidad para avanzar sin olvidar las raíces. De hecho, a través de las melodías de Zelda o en el enfoque esencial de muchos de sus nuevos episodios, es fácil ver que su esencia sigue inalterable.
"Con algo como Zelda, discutimos sobre qué es lo correcto para el próximo juego. Con Mario, tenemos a New Super Mario Bros para preservar el juego dentro de un patrón tradicional [...], pero al mismo tiempo buscamos dar nuevas experiencias con títulos como Super Mario 3D Land", explica Miyamoto. "Una de las cosas sobre las que hablamos internamente es cómo podemos llevar a la gente al punto de diversión más pronto, cómo nivelar la necesidad de enseñarles a jugar con la posibilidad de que dominen el juego y sientan que pueden hacerlo bien. [...] Solía pasar que las acciones [de los juegos clásicos] eran simples, ahora hay muchas más y hay que aprender a usarlas [...]. En los juegos actuales cada vez cuesta más llegar al núcleo de la diversión, y sobre eso precisamente tenemos muchas discusiones", añade.
Miyamoto, que se declara admirador de Angry Birds, parece entender por tanto que quizá la evolución está complicando demasiado las cosas. Si luego eso tiene impacto directo en sus juegos es algo que dirá el tiempo.