Tras Dinasty Warriors 4: Empires, Koei no sorprende demasiado con la aparición de la quinta entrega de la saga. El argumento sigue siendo el mismo, todas las misiones y batallas en las que se enzarzan los protagonistas giran alrededor de la novela El Romance de los Tres Reinos, un compendio de narraciones que relata las historias de los imperios Wei, Su y Wu, que fueron forjados en torno al año 220 de nuestra era, y sucumbieron a la reunificación de China en el año 280 bajo la dinastía Jin. El libro original, escrito por Luo Guanzhong, es una compilación histórica que refleja las tramas políticas entre estos imperios, pero también los dramas personales de cada uno de los 75 personajes principales que se entrecruzan en la narración.
En esta ocasión, DW abandona su idea de controlar al conjunto del ejército, y se centra más en los distintos personajes de cada uno de los tres reinos (o facciones libres), dando lugar a un enfoque más personal. El concepto del juego es tan simple como interesante: las batallas eran libradas por miles de hombres en cada uno de los bandos enfrentados, pero acababan siendo protagonizadas por los generales, comandantes y otros guerreros de leyenda, personajes cuya sola mención provocaba pavor en los enemigos.
Cuando dos de estos héroes se enfrentaban en duelo durante el trascurso de la batalla, el resultado determinaba en gran medida el desenlace de todo el combate: el jugador deberá representar el papel de estos líderes, abriendo frentes en el escenario y dando ejemplo a las tropas con su propia acción.
Cada uno de los personajes disponibles presenta diferentes misiones (algunos de ellos participan en las mismas batallas, todo de acuerdo con la realidad histórica) y objetivos que se entrelazan. Es el conjunto de cada una de las tramas personales el que da lugar a una compleja trama global, que intercala batallas con diferentes eventos y secuencias de vídeo.