Guitarras en la edad feudal
La banda sonora, como viene siendo ya constumbre, se aparta de la música oriental y las marchas militares de otros juegos de la casa, como Kessen, y ameniza los combates con guitarras eléctricas y ritmos mucho más acordes con el carácter frenético de muchas batallas, pero que no dejan de resultar curiosos, por cuanto en los menús del juego y las pantallas previas a las misiones, la ambientación musical es mucho más relajada y recuerda a los instrumentos tradicionales orientales.
Por otra parte, tanto las voces durante el juego (apenas cuatro gritos de batalla, eso sí, diferentes para cada personaje) como los textos, los subtítulos y las voces de vídeos y preparativos para la batalla están en inglés, un detalle que puede hacer que parte de la trama se pierda, amén de que los objetivos no siempre quedaran claros para usuarios que desconozcan el idioma, aunque la mayor parte de las misiones no requieran más complejidad que presionar insistentemente los botones del mando cuando lleguemos a la altura de los enemigos, y dedicarnos a contemplar los movimientos de nuestro personaje, aun cuando ni siquiera estemos apuntando a ningún rival en concreto: siempre habrá alguno que acabe enganchado por un movimiento de nuestra espada.
Repetitivo pero inigualable
Koei comienza a repetirse. Cinco entregas, con numerosas versiones de estas (Empires o Extreme Legends) y demás variaciones del mismo argumento acaban convirtiendo una idea original en una monotonía ‘cuadrado-cuadrado-y-cuadrado’, con el único propósito de ver como los enemigos caen al suelo a cientos. Pero ese es el concepto de Dinasty Warriors que sigue vendiendo y que tanto agrada a sus seguidores, que los tiene: la posibilidad de hacer frente a todo un ejército con tan solo un personaje, y que resulte, al menos, creíble. Una ambientación formidable, con mejoras técnicas en cada aparición de la serie, y la gran cantidad de personajes, que confieren al título una duración MUY extensa, son el aliciente perfecto para los usuarios de PS2 que decidan tomarse un respiro del aluvión de juegos basados en series de animación procedentes del País del Sol Naciente (que no son pocos: Saint Seiya, Budokai, Yu Yu Hakushu, Ghost in the Shell...) y disfrutar de una historia oriental verídica, espada en mano.