Nos encontramos sobre todo ante un Port Royale corregido y aumentado, con mejoras gráficas, en el interface de control del juego, en la IA y con más modos de juego, camapañas, bandos, unidades… en general con más y mejor “de todo”. No es un dechado de originalidad pero a Starcraft nadie le puso ningún pero ¿no?
En su concepción de estrategia en tiempo real, está ambientado en las guerras navales entre potencias mundiales del sigo XVII. Podremos hacernos con el mando de las flotas de 5 bandos:
-España (el Imperio donde nunca se pone el sol, rival a batir por el resto de naciones);
-Inglaterra (la única flota capaz de hacer sombra a la escuadra española, su mejor arma, los corsarios a sueldo de la Corona);
-Francia (una potencia en continua expansión, centró sus esfuerzos en colonizar las actuales costas de Florida);
-Holanda (maestros en la navegación y el comercio, en el fondo del mar yacen aquellos que se atrevieron a menospreciar la fuerza de su armada)
-o bien ser Piratas (en cualquier momento podrás enarbolar la Jolly Roger e intentar hacer fortuna al margen de la ley).
El bando se elige básicamente al elegir una ciudad de residencia a tu llegada a tierra (La Habana, Cartagena, San Agustín…) y es una elección que marcará el desarrollo de la acción por las diferentes características de los bandos en liza.
A partir de aquí tendremos que crear, construir y ampliar la ciudad. El comercio es una buena forma de hacerlo, y para ello podremos disponer de extensas plantaciones de cacao, destilerías del mejor ron del Caribe, telares para transformar el algodón en las velas de los navíos de guerra… Tendremos que controlar el comercio en el Nuevo Mundo, surcar el mar Caribe con valiosas mercancías y amasar una fortuna de doblones de oro que permita crear tu propia flota y embarcarte en más aventuras.
Para controlar la ciudad podremos relacionarnos con personalidades como el Virrey o los nobles, labrándonos los favores de los cuales podremos obtener tierras en las que construir palacios, iglesias, tabernas, astilleros… nuestra propia ciudad. Este toque de aventura gráfica en las relaciones para prosperar es uno de los aspectos que más se ha potenciado en esta segunda parte y que nos hacen añorar al mismísimo clásico Gengis Khan…