Una obra maestra. Hay pocos títulos que merezcan el honor de ser llamados así, y mucho menos con tanto fervor.
Sólo se pueden señalar ciertos fallos en la fluctuación de las imágenes, y que, por otra parte, no nos durará más de ocho horas. Pero en ningún momento se le pueden reprochar tales defectos a un juego tan ambicioso como lo es Shadow of the Colossus, tanto en concepto como en desarrollo y resultado final. Su vida se prolonga con la inclusión de un modo de dificultad extra tras superar el juego por primera vez, e incluso un Contrarreloj. Detalles que brindan todavía más puntos a un título que irradia carisma por sí solo. Carisma y genialidad. Una obra maestra como pocos títulos merecen ser llamados, y mucho menos con tanto fervor. Shadow of the Colossus induce a la reflexión y al sinsentido de la violencia.
Sin necesidad de recurrir a vídeos o secuencias animadas (durante toda la partida, tan solo veremos tres), el juego desarrollado por Team Ico nos inunda con los sentimientos del joven sin nombre, desesperación, ansiedad, bravura, soledad. No hay necesidad de narrador, las imágenes y la necesidad final de devolver la vida a nuestra compañera son nuestra única guía. Porque se convierte en nuestra necesidad y nuestra meta. La empatía que sentimos es mágica. Como mágico es el mundo creado por Ueda, anclado en el tiempo, ajeno a todo lo preconcebido. Irrepetible.