Disgaea, La Pucelle, o el más reciente Makai Kingdom rivalizan en calidad con Atelier Iris. Y eso es mucho decir. Cualquiera que haya jugado a estos títulos coincide en lo mismo: son excelentes Tactics (juegos de rol tácticos) que rebosan situaciones cómicas, originalidad y buenas historias. Éxitos. Nippon Ichi, su compañía desarrolladora, en vista de la buena fama que han adquirido sus Strategic RPG en occidente, ha accedido a importar los juegos de sus sagas más longevas y famosas, con KOEI como distribuidora. Y ese es el caso de Atelier Iris: Eternal Mana, uno de los pocos RPG (no tácticos) de la casa. La saga original lleva ya siete años de andaduras, desde sus episodios para Sega Saturn o PSX, y se embarca ahora en nuestras PS2.
Atelier Iris se ambienta en Regallzine, un lugar que se sustenta gracias a un gran espíritu del maná y numerosos poderes elementales. En este mundo existen personas especiales, capaces de modificar el Maná, conocidos como Alquimistas. Aquí hace su aparición el recurrente término. Y es que parece que el toque ‘alquimista’ llama la atención. Desde las sagas Final Fantasy parece haberse importado este elemento del imaginario europeo (la figura del alquimista, capaz de transformar distintos metales en oro) a otras sagas de videojuegos, o incluso series de animación (Full Metal Alchemist, producida desde la misma Square-Enix).
Esta vez, el protagonista es Klein Kiesling, un joven alquimista, siempre acompañado por Popo, un Maná de los Bosques. La motivación de Klein es muy sencilla: superar el talento de su abuela Mafune, también poseedora del don de la alquimia. En el trascurso de su viaje, Klein será rescatado de un monstruo por Lita, una misteriosa chica, habitante de la meca de la alquimia, Ciudad Kavok. Y así comienza nuestra aventura.
Aunque Klein y Lita no serán los únicos personajes principales. Junto a ellos viajan el sabelotodo Popo; Delsus, el arquero obseso por las mujeres; Norm, una niña con la capacidad de lanzar hechizos; Arlin, un personaje callado y diestro en el uso de la espada, y Marieta Lixiss, otra espadachina muy hábil. Cada uno de ellos cuenta con sus propias técnicas y habilidades especiales en la batalla, y mientras que unos son más apropiados para el combate a distancia, otros lo son en el cuerpo a cuerpo directo.