Midway ha optado por el cambio radical para tratar de adaptar una saga con varios años a sus espaldas al pulso que marca el mercado actual. Cuando insertes el Umd en tu consola y comiences a ver la introducción del juego (realizada con una excelente calidad, todo hay que decirlo) seguramente creas estar regresando a San Andreas o al Nueva York de True Crime. Bandas urbanas, hip-hop, rivalidad, una ciudad abierta que recorrer, etc.…
Borrando de un plumazo cualquier parecido con las entregas anteriores (juegos como Rush 2: Extreme Racing o San Francisco Rush) donde primaba la conducción arcade más alocada con unos resultados algo irregulares, L.A Rush presenta un modo historia con la aureola de un Gta y el estilo de carreras y atajos múltiples que ya vimos en Midnight Club 3. Nuestro protagonista se acaba de quedar prácticamente en la calle por culpa de un jefecillo de la zona llamado “Lydell’s” quien ha querido aprovechar nuestra ausencia de la ciudad para montarnos una encerrona. Nuestro objetivo será recuperar nuestro prestigio, nuestros coches y nuestras propiedades, para lo cual tendremos que recorrer toda la ciudad venciendo en los numerosos retos que nos esperan.
Tomar ideas de aquí y de allí no convierte un producto en algo original, pero si se hace bien al menos puede llegar a ser jugable y divertido. L.A Rush no consigue ser original, pero tampoco demasiado divertido. La mayoría de las carreras usan un tipo de “ckeckpoints” como ya hemos visto en otros títulos como Midnight club3, donde tenemos una serie de puntos prefijados, a los que tenemos que tratar de llegar utilizando la ruta que nos lleve más rápidamente, sin tener que seguir una cerrada. Además de carreras básicas también nos enfrentaremos a retos como carreras de eliminación o robos de vehículos con persecuciones incluidas. Durante cada enfrentamiento normalmente seremos perseguidos por la policía, pero al contrario que en la saga de Need For Speed la presión que ejercen sobre nosotros es bastante baja, por lo que si mantenemos un poco la velocidad podremos escapar de ellos sin problemas. Incluso si no logramos escapar y nos paran, simplemente bastará pagar una pequeña multa para seguir la carrera prácticamente donde la dejamos.
Para participar en la mayoría de las carreras importantes lo que hay que hacer es pasar por caja, afortunadamente en la versión Psp encontraremos carreras gratuitas con las que recuperar las perdidas y gastos que nos ocasionen las competiciones donde no quedemos en uno de los primeros puestos. Las opciones de tunear nuestros coches no podían faltar, sin embargo todo lo que podemos hacer es llevar cada vehículo a los distintos talleres donde se modifican y esperar a ver que hacen con ellos. No podemos elegir que piezas, colores o vinilos queremos, ideal quizá para los que simplemente quieran darle un nuevo aire al coche, pero realmente limitado y recortado frente a las abrumadoras opciones de Need For Speed.
Técnicamente podemos observar como se ha sacrificado detalle y texturas en el entorno para conseguir una fluidez destacable incluso cuando se juntan numerosos elementos en pantalla, atascos, accidentes, etc.… por el contrario el modelado de los vehículos está realizado con detalle, presentando daños estéticos en tiempo real, sin afectar en ningún momento a la conducción.
Más allá del modo historia o de carrera rápida, podremos participar en diversos retos multi-jugador, ya sea carreras normales, o de combate frente a otros jugadores, pero a la hora de la verdad y exceptuando las carreras de serie, resultan tremendamente limitadas y bastante aburridas. En última instancia disponemos de las arenas de acrobacia, con escenarios repletos de rampas y saltos, pero además de algunos problemas con la respuesta de los controles tampoco presenta demasiados alicientes como para jugar más allá de los primeros minutos.