Happy Feet, cuyo numeroso desembarco se realiza para todos los sistemas (PC, PS2, Gba, NintendoDS, Wii) nos cuenta la historia de Mumble y su particular don, un don que lo hace muy distinto del resto de sus congéneres.
Mumble, como los demás pingüinos del grupo, tiene que ser capaz de crear una canción con “magia” que lo identifique, y eso es lo que toda la colonia de pingüinos esperan de él. Para sorpresa de todos Mumble tiene un enorme talento para bailar, pero como cantante su futuro es bastante dudoso, por lo que sus padres tratan de poner remedio al problema y conseguir que Mumble empiece a cantar.
Durante el juego que nos ocupa tendremos que seguir sus aventuras mientras supera los problemas para conseguir encajar. Happy Feet, al contrario que otros juegos enfocados para los más pequeños como La edad del hielo 2 (Un plataformas bastante interesante), Los increíbles, Vecinos invasores o las magníficas entregas de Lego Star Wars ofrece al jugador un producto muy específico e infantil, cuya simplicidad deja muy poco margen si tienes más de cuatro años de edad: nos encontramos ante un título ideal para comprar si tus hijos se lo han pasado bien en el cine.
Los distintos niveles presentan pruebas muy sencillas. Por un lado, tenemos las fases con las escenas de baile a lo Dance Dance Revolution, donde al igual que en los títulos de Konami tendremos que pulsar el botón correcto para que coincida con la flecha indicada en pantalla. Estos niveles, si bien cuentan con el aliciente de poder usar una alfombra de baile para controlar el juego, carecen de la profundidad o dificultad de los temas de “Dance Dance”, siendo extremadamente sencillo superarlas a pesar de cometer varios errores. Los demás son igual de fáciles, dividiéndose entre carreras deslizantes sobre el hielo, frente a otros pingüinos, diversas pruebas submarinas donde recoger monedas y evitar obstáculos, pasar por las burbujas para conseguir oxígeno, etc… pecando de excesiva simpleza en su diseño y nuevamente en su dificultad, careciendo de cualquier tipo de desafío.
Técnicamente Happy Feet tiene un gran referente con la película en que se basa, sin embargo el videojuego se ha quedado en un término medio gráficamente hablando, muy lejos de lo que Playstation2 puede llegar a ofrecer en cuanto a texturas, cantidad de polígonos o efectos de iluminación. Por encima de todo destaca el modelado de los pingüinos, ya que las texturas no tienen mucho detalle más allá de los protagonistas. Asímismo, los escenarios alternan diseños sencillos con otros más sencillos aún, pero nada que consiga llamar nuestra atención durante mucho tiempo. Quizá la parte más trabajada sea la del sonido, sobre todo las canciones de los niveles de baile o el doblaje al castellano, perfecto para la franja de edad a la que Midway ha querido enfocar el juego pero no tan bueno si lo comparamos con el excelente doblaje de la versión cinematográfica (Elijah Wood, Nicole Kidman, o Hugo Weaving entre otros) que podremos disfrutar en Dvd.