¿Qué hace que Ace Attorney sea especial en este género? Sin duda, sus batallas dialécticas, una constante en los juicios que hace que nunca pierdan interés. Si bien las escenas de investigación están muy cuidadas y presentan muchas posibilidades entre las que escoger (sonsacar información a los testigos, inspeccionar las localizaciones...), donde el juego gana enteros es durante las sesiones del tribunal y el interrogatorio de los testigos, cuando podremos interrumpir sus testimonios (a golpe de stylus, o con un sonoro ¡PROTESTO! directo al micrófono de la DS) cuando encontremos contradicciones en sus declaraciones, y replicar al fiscal, atacándole con sus propias armas: las actas del juicio y las pruebas.
Pero si esto fuera todo el juego no tendría el gancho que le caracteriza. Lo que le da el toque de gracia son los casos en los que se enfrasca Phoenix, plagados de giros argumentales y vueltas de tuerca nada tópicas, que harán devanarse los sesos a cualquiera. Todas las piezas están sobre la mesa, y la aventura no avanza hasta que Phoenix consigue todas las pruebas necesarias para alzarse con la victoria: el problema, el auténtico juego, es saber hilvanar bien las pruebas y escoger las acciones apropiadas en el momento justo. No hace falta saber Derecho: tan solo estar atento.
Orden en la sala... otra vez
Phoenix Wright: Justice for All no incluye grandes novedades que aprovechen las posibilidades de Nintendo DS, como lo hacen las entregas creadas en exclusiva para la consola táctil, de reciente aparición en Japón. El esquema de juego es muy similar al del juego original, con algunas pequeñas inclusiones y cambios. Ahora, los puntos de vida que aparecían en el trascurso de los juicios, y que desaparecían uno a uno cuando Phoenix erraba el tiro a la hora de presentar una protesta al tribunal, aparecen representados por una barra que se reduce dependiendo de la gravedad del fallo: un error garrafal puede suponer la pérdida de todo el caso, aunque la barra se regenerará tras cada sesión judicial.
La mayor novedad en el juego es la aparición de los Psicocandados, una suerte de ‘barreras emocionales’ representadas por cadenas que envuelven a los testigos durante las escenas de investigación. Y sí, es aquí cuando el escaso realismo del juego termina por desintegrarse. Cuando nos enfrentemos a esta situación deberemos romper poco a poco la barrera de mentiras del testigo para descubrir la verdad de los casos, presentando pruebas y desmintiendo afirmaciones falsas, en unas sesiones de interrogatorios que prolongan todavía más la duración de los casos.
Porque aunque solo incluya cuatro juicios (y no cinco, como sucedía en el primer título), la vida del título es realmente larga, si somos legales y prescindimos de guías de juego para avanzar a través de la historia. No debemos esperar ninguna mejora sustancial respecto al Phoenix original, ni tan siquiera a nivel gráfico (con imágenes idénticas a PW: Ace Attorney), pero no las necesita en absoluto. Para aquellos que no han tenido ocasión de conocer a este abogado en acción, es el momento apropiado. Los repetidores disfrutarán con un juego en la misma línea que el anterior, igualmente adictivo, con la mismas melodías allegro que acompañan al jugador cuando arrincona al fiscal y, por supuesto, completamente traducido al castellano. Opinión personal: el mejor caso de toda la saga hasta la fecha es, a mi parecer, el cuarto de esta edición. Un aliciente más para exprimirlo hasta el final.