Gráficamente Gsc ha logrado un motor gráfico colorido y vistoso, rebajando los requisitos respecto a otros juegos contemporáneos sin renunciar a un cierto nivel de calidad gráfica, por debajo eso sí, del espectáculo de los últimos títulos en el campo de la estrategia en tiempo real. No hay que esperar encontrar los modelados de C&C 3 o el brutal desparrame de unidades de Supremme Commander, si bien su pequeño tamaño, amen de dificultar un poco el control y la selección en las grandes batallas, permite contemplar enfrentamientos realmente multitudinarios sin que el rendimiento se desmorone a pesar de mostrar unos buenos efectos de iluminación y sombreado. Respecto al sonido vamos a encontrarnos con altibajos en cuanto a su calidad, con unos fx correctos y una banda sonora que logra acompañarnos con unas bonitas melodías, quedando por detrás lo conseguido en cuanto al doblaje.
Se agradece el esfuerzo y la inversión realizada en el doblaje, pero en algunos momentos la falta de énfasis e interpretación nos hace imaginar al actor de doblaje con un folio en la mano leyendo los textos de forma anodina. El ingrediente que ha conseguido mezclar con acierto Gsc ha sido intercalar misiones típicas de un Rts junto a otras donde controlaremos a un héroe como en Sacred o la saga Diablo. Junto a eso encontramos un divertido modo multi-jugador, que de momento y a la espera de una pronta solución vía parche o actualización, se enfrenta al grave problema de disponer de muy pocos mapas. Por el contrario, la campaña principal se compone de unas dieciséis misiones bastante largas, con numerosas misiones secundarias y una duración aceptable, pero también deja en evidencia la falta de una campaña secundaria una vez terminada la historia principal.
Tan sólo queda esperar a la segunda entrega de la prometida trilogía para comprobar si se siguen incorporando ideas novedosas o solo estamos ante la continuación de una historia.