Final Fantasy III jamás salió de Japón. Ni siquiera en las recopilaciones de Final Fantasy Origins o Chronicles conoció una conversión PAL: en Estados Unidos, incluso, la numeración salta convenientemente este título para cederle el tercer puesto a la cuarta entrega de la saga. Y es ahora, diecisiete años después de su aparición en NES, cuando podemos soñar, una vez más, con su eterna lucha entre la luz y la oscuridad, con moguris, chocobos y barcos voladores, en su característico tinte épico medieval.
Liándose la manta a la cabeza, Nintendo, la casa que vió nacer y crió a la saga más valorada (fuera de Japón, como siempre) de Square, no ha dudado en evitar el sencillo y austero lanzamiento de un port, y ha creado un juego nuevo conservando tan solo los diseños de personaje (adaptados a la nueva consola, como los que pudimos ver, de refilón, como extras en Mario Slam Basketball) y el argumento del título original, con pequeños añadidos, pero conservando todo su espíritu.
‘Cuatro almas serán bendecidas con la Luz...’
Tras una introducción con algunas de las secuencias de vídeo más logradas a día de hoy para Nintendo DS, que se verán sustituídas ya inmersos en la historia por escenas creadas con el motor gráfico del juego, el cartucho arranca metiéndonos de lleno en la historia, en las bases del género del rol: en menos de dos horas habremos conocido a todo nuestro equipo, rescatado a una princesa, liberado a un pueblo de su maldición, nos habremos equipado convenientemente, escogeremos profesiones y habilidades a nuestro gusto y, con toda la información necesaria, partiremos en nuestra lucha contra las fuerzas del mal. Si hasta aquí la trama no ha sido de vuestro agrado, huid de este título cuando lo veáis en las estanterías. Porque esto es Final Fantasy en su versión más arcaica, y la historia no importa tanto como poder acudir del punto A al punto B, masacrando a todo lo que encuentres durante el trayecto. En resumidas cuentas, ocurre lo mismo que en cualquier FF, aunque sin el carisma de los personajes de la séptima a la duodécima entrega. Seamos sinceros.
Final Fantasy III, a semejanza de su primera entrega, nos pone en la piel de cuatro aventureros a quienes un cristal otorga el poder de la luz. Éste se nos revela como el único capaz de enfrentarse a las tinieblas que azotan el mundo y que han despertado a raíz de un gran terremoto. Y así, poco después de darle a START, controlaremos las acciones de Luneth y Arc, dos amigos del pueblo de Ur; Refia, aprendiz de herrera, e Ingus, un soldado bajo las órdenes del rey Sasune, huérfanos todos ellos, y dispuestos a embarcarse en la misión que se les ha encomendado, tal y como dictan las profecías. Da así comienzo una aventura esquemática en la que debemos recorrer las más de sesenta localizaciones accesibles en el mapa, solucionando entuertos a los habitantes de este fantástico universo, eliminando criaturas perversas (226 diferentes en esta edición) e intentando descubrir el origen del mal que acecha en la oscuridad.