Conforme avancemos en la historia, la oscuridad nos proporcionará distintos poderes, permaneciendo a nuestro lado en forma de siniestros tentáculos siempre que las sombras nos envuelvan. Su único punto débil será una excesiva exposición a la luz, por lo que puede resultar muy útil acabar poco a poco con los focos de luz que puedan debilitar su energía oscura.
Los poderes nos permitirán invocar criaturas y usar habilidades oscuras como el brazo del demonio, la oscuridad reptante o el temible agujero negro. Similares a los Goblins, invocar a los cuatro tipos de Darklings (Berseker, asesino de luz, kamikaze y artilleros) nos permitirán acabar con nuestros enemigos de muchas formas: atacándoles brutalmente con el Berseker, volándoles en pedazos con el Kamikaze, o rociándoles de plomo con el artillero, dejando al asesino de luz el tedioso trabajo de ir creando zonas de penumbra.
Los poderes oscuros también nos permitirán empalar a nuestros enemigos o destrozar sus órganos internos mediante el agujero negro, un ataque quizás demasiado poderoso. Como es fácil imaginar y más en un título destinado a un público adulto, los niveles de violencia y espectáculo gore que ofrecen estas muertes será elevado, más aún cuando será necesario devorar los corazones de los enemigos muertos para poder aumentar el nivel de la oscuridad.
En el modo multijugador viviremos una lucha entre personajes humanos y tenebrosos, con cuatro modos de juego bastante típicos (Deatmatch solo, por equipos, capturar la bandera y superviviente) y una cantidad de mapas algo escasa (seis en total) si bien su tamaño compensa temporalmente su número, a la espera de nuevos mapas descargables en Xbox Live.
Visualmente muestra un gran trabajo en las texturas y modelados, pero destaca el nivel artístico conseguido, donde cada gratiffi, cartel de cine o mobiliario urbano nos hace olvidar por unos momentos que simplemente estamos jugando. Los peculiares personajes secundarios, como Butcher Joyce, las vivencias que narra Jackie en divertidas secuencias y las historias que nos cuentan en las esquinas o en el metro, dan credibilidad a la historia que nos toca vivir, sin parecer en ningún momento simplemente niveles. La banda sonora refuerza esta sensación, gracias a unas composiciones por momentos distantes y melancólicas que suben hasta desgarrar el aire con la guitarra cuando la acción adquiere un ritmo desenfrenado. La guinda la pone una historia que siempre es más de lo que parece, y un diseño de niveles que nos llevará hasta los sitios más insospechados, mostrando una visión muy particular del infierno más allá de la muerte.