Claro que, con PS2, nada resulta tan seguro como se supone. Con una plataforma activa (Wii) con capacidad similar a la de PS2, no resulta difícil hacer ports y juegos multiplataforma. Y con una consola como PS3, luchando contra una competencia feroz, el abandono de la segunda de Sony todavía se antoja lejano. No hay más que fijarse en el que se iba a convertir en último juego de Sonic para PS2, Sonic Riders, y del que ya se ha anunciado secuela para comienzos del próximo año. Todavía no hay nada escrito sobre el final de una consola que puede aguantar tanto o más como lo hizo PSX.
En todo caso, hablar de juegos de motocross en PS2 es hablar de títulos como Jeremy McGrath Supercross World, o Freestyle Metal X, nombres que pasaron sin pena ni gloria por las estanterías y que pocos recuerdan ahora. Parece que el género deportivo del Motocross solo conoció una época dorada en algunos arcades de los años 90, que a pesar de sus limitaciones cumplían con su función: entretener. Y Crusty Demons acata esta última norma con algún buen resultado.
¿Para qué necesito mi alma?
Atención: un juego de conducción con argumento, ¡y no son carreras de karts! Los Crusty Demons, una cuadrilla de especialistas en acrobacias con motocicletas, sufren un terrible accidente con el que pierden la vida... o casi. En el último instante, son salvados por el Diablo en persona, quien les promete la inmortalidad a cambio de su alma. Dicho y hecho, el equipo al completo accede al trato, y son devueltos a la vida real con su nueva habilidad: sufrir toda clase de aparatosos accidentes... y regresar a la vida instantáneamente. ¿Y cómo aprovechar una capacidad así en un juego de conducción temeraria? Otorgando puntos por cada accidente que suframos en los siete escenarios accesibles, localizados en distintos puntos del planeta. Ni más ni menos.
No estamos ante un Carmageddon, ni mucho menos (aunque alguna misión consista en arrollar a determinados objetivos). La única violencia que presenciaremos será, en mayor medida, la que nosotros mismos nos otorguemos. Tras cada caída, resbalón o choque, la acción en pantalla se ralentizará y podremos ser conscientes de todo el daño que nuestro personaje sufra en pequeñas radiografías: roturas de brazos o piernas, fractura de cuello, o el especial de la casa, Bolsa de Cadáver.