Cuando escuchamos el nombre deeste nuevo título el primer recuerdo que nos viene a la cabeza es el del mítico Sonic Adventure para Dreamcast, una de las primeras conversiones del erizo azul a los gráficos poligonales, junto a experimentos como Sonic 3D o el arcade Sonic the Fighters (ambos disponibles en las recopilaciones Mega y Gems Collection). Adventure incluía un elemento que hizo que la famosa saga nipona cobrara un nuevo cariz: la exploración de escenarios. Las fases no se limitaban a correr sin mesura, sino que entre ellas existía un toque de investigación y, quizá lo mejor, una historia que no solo se narraba en el manual de instrucciones, sino que incluía secuencias de vídeo, objetivos a corto y largo plazo, e ítems desbloqueables, así como múltiples personajes que iban enlazando poco a poco todo el argumento.
La primera incursión de Sonic en Nintendo DS fue a través de Sonic Rush, un juego que se ceñía claramente a los esquemas de sus predecesores en Game Boy Advance, y que a su vez se basaban en los títulos de consolas mucho más añejas, ya fuera Mega Drive o Sega Saturn: siete (o seis, u ocho) mundos, cada uno de ellos con dos fases y un jefe. Avanza a toda pastilla y, como mucho, consigue las siete Esmeraldas para llegar al verdadero final del juego. Cierto es que la versión de DS narraba una historia, pero tampoco es que ésta fuera soberbia. Y, sin embargo, aunque en su continuación siguen sin estrujarse la cabeza tejiendo una trama complicada, han captado las posibilidades que ofrece la pantalla táctil y han añadido toques de exploración y una mayor libertad a la hora de desplazarse por el mundo, además de nuevos modos de juego y un sistema de creación de máquinas que potencia su rejugabilidad. En consecuencia, han aumentado su vida útil, y han convertido a Sonic Rush en un lanzamiento que merece sobradamente el apelativo Adventure.