No apto para corazones desbocados
Silent Hill Origins ofrece una nueva sesión de puzzles intrincados y exploración en un ambiente más propio del inframundo. Recorrer todas las habitaciones del hospital que conforma el primer nivel del juego, a sabiendas de la cantidad de enemigos que nos aguardan en las inmediaciones, es lo más alejado que podemos entender de una situación halagüeña. Los diseños de los monstruos, carismáticos y aún así peligrosos, despiertan una extraña mezcla de asco y atracción. Para colmo, cada segundo del juego se encuentra amenizado a traición por la peliaguda música del maestro Akira Yamaoka, que estrena nuevos temas fusionados con algunos de los ya míticos, y que lograrán mantenernos en vilo en todo momento con sus toques metálicos y rasgueos lastimeros.
Pero que el cazador sin miramientos no se sienta defraudado. Silent Hill no ofrece tan solo una dosis de adrenalina estratégica y rompecabezas: sus calles están repletas de armamento con el que hacer frente a las criaturas que se interpongan en nuestro camino, y nuestro inventario, coronado por las indestrutibles radio y linterna, puede ser realmente extenso. Con un sistema de combate que apenas ha variado desde sus inicios, y una cámara cinematográfica que nos facilita el juego (salvo en la eventual esquina que nos fastidia la visión), la experiencia de Origins nos trasporta a la acción in situ y a la violencia simplista pera efectiva: apuntar y disparar, apuntar y golpear. ¿Poco trabajada? Tiene la importancia que merece. Quien busque tiros, que se compre un shooter de marcianitos.
Actualmente, no puedes encontrar nada mejor en PSP, ni a nivel artístico, gráfico o jugable. Origins es una obra de arte siniestra y retorcida, tanto que merece un aplauso por cada una de sus horas de juego, por desgracia la mayor lacra del título, que apenas alcanza las cinco o seis horas de suspense. A raíz de ello los puntos de guardado, enfundados en triángulos rojos, son escasos y valiosísimos. En todo caso, la rejugabilidad está asegurada gracias a los tres finales distintos, y a los catorce trajes desbloqueables. Una compra obligada estas Navidades para todos aquellos que aún no hayan disfrutado del terror en su portátil. Bienvenido a Silent Hill.