Mario Party es el multijugador por excelencia de la compañía nipona. No es necesario ser un videoadicto ni tener miles de horas de experiencia para disfrutar con sus minijuegos, que en ocasiones dependen más del azar que de la habilidad con los controles. El juego de tablero digital de Nintendo cuenta con la nada despreciable cantidad de ocho títulos para sus consolas de sobremesa desde 1999, sin contar con su conversión para Game Boy Advance, que pasó sin pena ni gloria allá por 2004. Aquella edición contaba con un escaso número de minijuegos, unos gráficos limitados y apenas cuatro personajes seleccionables, errores que en Hudson Soft se han preocupado de subsanar en su segundo intento para portátil.
Mario Party DS es sencillamente divertido. Como cualquier otro Mario Party, añadimos. Para los jugadores de nueva generación, MP no es más que un gran juego de mesa metido en un cartucho. Hasta cuatro jugadores, controlando a personajes del universo Mario, participan en un circuito compuesto por casillas. Por turnos, cada jugador golpea un dado y avanza ese número de posiciones. Al final de la ronda, los personajes se enfrentan en distintos minijuegos. Depende de la casilla en la que cada uno aterrizara, el juego les hará competir entre sí en diferentes modalidades: pareja contra pareja, uno contra tres, o todos contra todos. Los ganadores de cada prueba reciben monedas, aunque también pueden obtenerlas en diferentes localizaciones del tablero, o mediante el uso de objetos y hechizos. El objetivo real es conseguir estrellas, que se encuentran distribuídas en ciertos puntos del recorrido: si alcanzas una de ellas, veinte monedas bastarán para poder comprarla. Cuando todas las rondas hayan concluído, la partida toca retirada. Quien cuente con más estrellas (el número de monedas desempata) es el campeón.
Así de simple, así de entretenido. Las reglas poco ortodoxas del juego, que permiten robar estrellas y calderilla a nuestros oponentes, cambiar posiciones, retar al jugador que vaya en primera posición y tergiversar por completo la partida hacen que cada turno sea un torbellino de nuevas situaciones, sin necesidad de hacer trampas. Además, cada tablero es distinto y tiene sus propias reglas: los hay con varias estrellas al mismo tiempo, distintos caminos, interruptores que impiden avanzar o abren rutas alternativas, minijuegos en el propio casillero, tiendas con ítems a buen precio para avanzar más rápidamente por el mapa o atacar a otros personajes... las posibilidades son enormes.
Mario Party DS logra adaptar a sus dos pantallas toda la acción por turnos de su homónimo en Wii. Incluso cuenta con un argumento del mismo tamaño que su plataforma: Bowser, el eterno antagonista, ha reducido la estatura de todos los héroes de Nintendo, que tendrán que avanzar en diminutos escenarios para hacerse con todas las estrellas que puedan, superar los tableros y enfrentarse a Bowser para recuperar su altura original. Ilógico, diminuto y entrenido. Aunque el reparto de protagonistas disponibles no sea del agrado de todos (¿qué hacen Daisy y Toad de nuevo aquí, pudiendo meter a otros más carismáticos, como Donkey Kong, Boo o Bowsey?), y los gráficos no tengan comparación con los de los MP disponibles, los minijuegos aprovechan muy bien las funciones táctiles y el micrófono de DS: las pruebas machacabotones, que forzaban nuestros mandos en Game Cube, se ven sustituídas aquí por competiciones en las que priman la coordinación al pulsar las teclas, la búsqueda de elementos y la pura suerte. La duración de las partidas, encogidas como los personajes del juego, alcanza ahora las diez rondas, acorde con el número de casillas de cada tablero, más pequeños que los habituales en las consolas de sobremesa.
El auténtico encanto de Mario Party, no obstante, es que cuatro amigos puedan alcanzar un mando y unirse a la partida. Competir contra la CPU no tiene la misma gracia. Nintendo lo sabe, y por eso el sistema Descarga DS permite que cuatro jugadores, cada uno con su portátil, puedan disfrutar al 100% del modo Fiesta y sus más de sesenta pruebas. Todo un acierto, que junto al reparto de extras para un jugador (Puzzles, Galerías de objetos, modo Historia...) hacen de Mario Party DS el título que pone a su consola al mismo nivel que su competencia directa en estas Navidades.
Visto lo visto, y dadas las ventas de Mario Party 8 en Wii (que cuenta con un record hasta ahora), no creo que el año que viene nos libremos de un Mario-lo-que-sea controlable con stylus.