Sí, la princesa ha sido secuestrada otra vez, sí, hemos de volver a rescatarla. Pero las estrellas que habíamos tenido como objetivo en entregas anteriores ahora dan rienda suelta a su naturaleza galáctica y entre formaciones planetarias a medida que interactuamos con ellas y vamos logrando recolectarlas, nos dejarán entrar una y otra vez en mundos que son un derroche de creatividad. Creatividad aplicada a la jugabilidad en una expresión única.
La base mecánica es en cierta manera la misma que hemos visto en otras ocasiones: progresivamente podemos ir entrando en más y más fases, y en cada una de ellas tendremos que localizar varias estrellas. Como este Mario ha llevado a sus últimas consecuencias la sensación de ritmo y la obsesión porque el jugador nunca se aburra, la aparición de otros escenarios está llevada de tal manera que no llegan a apabullar pero sí son una constante. Así, cuando estamos a punto de alcanzar el número de estrellas necesario para abrir un planeta desconocido, otro del que no sabíamos nada se abrirá antes para permitir todavía más variedad de niveles.
Con todo, lo especial es que cada uno de ellos tiene un atractivo genuino por su impecable diseño en que se desborda la originalidad y fantasía y en el que tienen tanto que ver el cuidado por el detalle visual (y su coherencia con la temática del planeta) como la filosofía del juego. Esta, ha pretendido coger el concepto de plataforma y llevarlo donde nadie lo había hecho: subir y bajar por paredes, dar la vuelta alrededor de los objetos, volar por los aires una y otra vez y de las más diferentes maneras (con disfraz, torpedeados por estrellas o colgando de ellas...) y en definitiva, hacer que este Mario se desenvuelva como nunca antes lo había hecho ningún otro personaje. Todo son plataformas. Todo es divertido.
Mario gana en casa
Llevamos tiempo viéndolo y esta es la última pero más nítida demostración: nadie como Nintendo haciendo juegos para su consola. Entendien singularmente el universo de posibilidades que han creado con sus máquinas y cómo las características técnicas son simples números cuando hay alguien hábil urdiendo planes desde ellos.
En Nintendo DS se ha visto que nadie usa la táctil como Zelda, y lo de Mario marca un punto y aparte en Wii. De acuerdo que para ello ha sido necesario mucho tiempo, pero se aprecia que lo han aprovechado en cada milímetro: el amplio potencial de sus controles está explotado para que todo sea útil, para que no nos agobie con un exceso de opciones y en su lugar sea terriblemente natural.
Un universo tan fascinante y novedoso como el de este Galaxy se hace instintivo porque Mario repite el repertorio de movimientos tradicional en las últimas entregas (el triple salto, el salto a contrapie, los saltos de un extremo a otro de la pared...) y los añadidos se incorporan sutilmente y repletos de lógica.
Porque incluso el stick del nunchuck parece diseñado para mover a este Mario en entornos esféricos, para hacerle girar alrededor de todas las dimensiones de un objeto. Y su manejo se ha desarrollado con exquisita simpleza.
La banda sonora orquestal, que como el apartado gráfico no hacen si no expresar una profunda dedicación tanto en la calidad como en relacionarlo con el personaje y la situación concreta, dan forma no ya a un mundo propio, si no una galaxia cohesionada, y repercuten desde el lado técnico a reforzar algo mucho más estudiado: el sentido del ritmo. Con fases cortas pero jugosas y variadas (ya las retomaremos posteriormente cuando volvamos a entrar en el escenario), la ajustada dificultad no nos hace bajar la guardia como sí pasaba en Paper Mario, pero tampoco nos vuelve locos más allá de crearnos un reto que antes o después deberemos cumplir. Porque esta princesa no se va a rescatar sola, y más allá del amor que Mario pueda llegar a sentir por ella hay una razón de abultado peso para ir tras ella: hacerlo supone enfrentarse a uno de los mejores juegos que hemos catado en años. Y por ello cuando lleguemos a cumplir el objetivo dejar estrellas pendientes no será una opción. Habrá que hacer lo posible para quedarse más tiempo en esta galaxia.