Mover Crisys en su configuración más alta requiere estar equipados con lo último en tarjetas gráficas.
Desde su anuncio hasta su finalización, siempre ha sido evidente como desde Crytek han intentado que Crysis fuera no solo uno, sino varios pasos más alla de cualquier competidor que pudiera presentarse en el género.
Para conseguirlo Crytek ha logrado apoyarse en dos pilares fundamentales: el primero jugable, mejorando y expandiendo las posibilidades de un excelente shooter como fue y sigue siendo Far Cry. El segundo pilar y sin duda el que más esfuerzo ha requerido ha sido su nueva criatura, el motor gráfico Cryengine2, capaz de hacer palidecer cualquier otra cosa que alguien ose poner a su lado para comparar, superando de largo creaciones tan impresionantes como Unreal Engine 3 de Epic Games. Pero quizá por ello no han logrado optimizar tanto el resultado, cuyo excelente trabajo no queremos ni por asomo menospreciar.
Bajo esta máscara de tecnología punta se esconde uno de los mejores shooters que hemos podido probar en los últimos años, cuya jugabilidad no queda eclipsada a pesar del virtuosismo de su despliegue tecnológico. Un misterioso artefacto descubierto por arqueólogos norteamericanos acaba generando un peligroso conflicto internacional entre Estados Unidos y Corea del norte. Ante el despliegue de topas norcoreanas en el mar del sur de china, Estados unidos manda un equipo delta para una misión de rescate y exploración, pero en la zona encontraremos oculto algo más que coreanos.
Durante nuestros primeros pasos en Crysis, todo resulta bastante familiar, la playa, la jungla y el viento meciendo las palmeras nos hace sentir como si el viejo Jack Carver hubiera regresado. Sin embargo pronto nos daremos cuenta de importantes detalles que han mejorado y ampliado su jugabilidad. Si la relativa libertad de Far Cry nos permitía dar amplios rodeos y buscar la espalda de nuestros enemigos, las funciones del nanotraje dan paso a nuevas posibilidades de ataque e infiltración. Velocidad mejorada, mayor fuerza (causa más daño y permite saltar más alto) potenciador de escudos o la joya de la corona, el camuflaje óptico al más puro estilo depredador.
Estas funciones canalizarán la energía del nanotraje durante un periodo limitado de tiempo, algo lógico ya que seríamos prácticamente intocables. Gracias sobre todo al camuflaje óptico, tendremos la opción de infiltrarnos en zonas donde los enemigos sean más numerosos y no serán pocas ya que los norcoreanos tienen una gran cantidad de guarniciones en la isla, con puestos de ametralladora, helicópteros, lanchas rápidas y un gran número de patrullas vigilando los accesos más importantes.
Si nos confiamos demasiado y no estamos atentos a la barra de energía más de una vez acabaremos vendidos ante un grupo de enemigos ya que si nos movemos el camuflaje resistirá unos pocos segundos, desapareciendo por completo si nos vemos obligados a disparar. Afortunadamente eso no será un problema para los que busquen acción, ya que a pesar de la posibilidad de pasar desapercibidos de forma ocasional vamos a pasar la mayor parte del juego disparando, permitiéndonos apreciar otro de los puntos que más han trabajado los creadores de Crysis, la física y su gran integración en el entorno. Durante el juego podremos destruir prácticamente todo lo que encontremos, interactuando con cualquier detalle y viendo como los cuerpos de nuestros enemigos salen volando de forma realista por la onda expansiva de una granada. ¿No puedes verlos debido a la cantidad de árboles y palmeras? Arrasa con todo usando la ametralladora y podrás despedazar el bosque para encontrarlos. ¿Están reunidos en una cabaña? Destrúyela con ellos dentro y habrán pasado a la historia.