Otro detalle raro tiene que ver con el increíble mundo de los barriles/latas explosivos. En casi todos los shooters solemos encontrar bidones inflamables colocados no se sabe muy bien porqué en lugares estratégicos. Esto nos permite causar el caos entre los enemigos mientras volamos todo por los aires. En Denied Ops esto se ha llevado hasta el absurdo, ya que no solo se ha multiplicado la presencia de estas latas o bidones, sino que resultan ser tan volátiles que un simple empujón puede desencadenar una explosión en cadena. Más de una vez hemos volado por los aires tras pasar junto a una lata de gasolina, tras rozarla y provocar su caída de forma accidental ha explotado como si estuviera rellena de una mezcla de nitroglicerina, C4 y Uranio empobrecido. Si tuviera lugar el más mínimo terremoto en la zona posiblemente no quedaría nadie a quien disparar.
En cuanto a escenarios, este episodio nos llevará por todo el globo, realizando misiones en Sudamérica, Africa o Rusia, pero sin ofrecer mayor variedad que un cambio en el diseño de fases, mostrando un desarrollo bastante irregular y repetitivo. Ocasionalmente tendremos la posibilidad de controlar un tanque o un hovercraft, pero ni tan siquiera esos momentos de gatillo fácil y despilfarro de munición compensan un desarrollo poco trabajado.
Un apartado donde tampoco se aprecia un trabajo intensivo ha sido el gráfico, mostrando unas texturas simples y repetitivas, unos modelados superados ampliamente por la mayor parte de lanzamientos del género y para colmo, algunas ralentizaciones ocasionales para un motor gráfico que bien parece una versión para PS2 en alta definición. Todas estas lagunas jugables y técnicas se salvan en parte por la diversión que siempre ofrece el modo cooperativo, ya que puede disfrutarse a pantalla partida, en red o a traves de Playstation Network, una de las opciones por las que quizá merecería la pena hacerse con un juego como Conflict: Denied Ops.