Plantear un argumento como el de The Club y sugerir que se trata de una idea original de Bizarre Productions sería tan creíble como afirmar que Microsoft inventó los videojuegos. Porque, resumiendo, el recurso de meter a un puñado de tíos en un mismo escenario bajo la premisa de ‘mataos entre vosotros, solo puede quedar uno’ ya lo hemos visto en mil libros, películas y cómics. Desde la ya clásica Battle Royale a la reciente The Comdemned con Stone Cold en la gran pantalla. Incluso en Mortal Kombat, si nos ponemos tontos. Aquello era a vida o muerte, entran dos y sale uno y a cachitos.
SEGA sigue sus pasos en esta producción para Xbox 360, pero no quiere ahondar en la soledad de los participantes en tan macabro concurso, o profundizar en la reflexión moral de aquello que es correcto e incorrecto, sino entretener con un arcade de disparo desenfrenado. Entra ahí y dispara a todo lo que se mueva. Suma puntos. Un Carmaggedon sin coche y con muchas balas. Y no te olvides de destrozar el tilo de agua, que hace combo. Esto es The Club.
Sus creadores lo tildan de juego de carreras, shooter y juego de lucha, todo al mismo tiempo. La sensación real al jugarlo es no saber muy bien qué estás haciendo. Bueno, sí, una maldita carnicería. ¿Modo Historia? ¿Quién quiere un modo Historia? Unos ricachones sobrados de dinero os han metido en una absurda competición letal, y tú tienes que llegar desde un punto a otro del mapeado cargándotelos a todos en el menor tiempo posible. Ni segundo ni tercer puesto. Mata. Mata. Mata, en el mismo escenario, una y otra vez. Modo Historia... hay que estar tarado para querer algo así en este disco. Hay ocho personajes distintos, y basta de monsergas. El sello de +18 en la carátula con tonos pastel reluce que da gusto.