En cada una de las tres enormes islas, Skarin tendrá que eliminar poco a poco la presencia del ejército de Hel, pero primero tendremos que formar el nuestro si queremos tener alguna oportunidad. Nuestras fuerzas son muy escasas al comienzo de cada isla, un pequeño pueblo irreductible que resiste a duras penas mientras el ejército enemigo ocupa mediante diversos enclaves el resto de la región.
El objetivo será atacar y destruir la fortaleza principal del enemigo en la zona, para lo cual resulta imprescindible conseguir un alto número de soldados que se puedan unir a nuestra causa. Para conseguir tropas tendremos que realizar numerosas misiones, como el rescate de prisioneros (que se unirán a nosotros), conseguir ciertos objetos a cambio de su obediencia, realizar emboscadas a las patrullas de Hel o atacar pequeños enclaves que nos permitan ir mermando su poder militar para facilitar nuestro avance.
En líneas generales lucharemos prácticamente todo el tiempo en solitario, exceptuando las emboscadas y las grandes batallas de cada isla, por lo que resulta de vital importancia conocer los límites y movimientos de combate de Skarin y potenciarlos adecuadamente.
La lucha en Viking no es apta para menores, resultando tan satisfactorio como brutal y sangriento en su forma de desenvolverse. Skarin será capaz de patear, cortar y seccionar a sus enemigos, ralentizándose la acción automáticamente para mostrarlo con todo lujo de detalles.
Inicialmente nuestros ataques están muy limitados, por lo que habrá que acudir a la arena de batalla y aprender nuevas técnicas de los espíritus caídos en combate (espíritus y todo lo que queráis, pero bien que nos cobran nuestras monedas de oro por cada movimiento aprendido).
Estás técnicas nos permitirán hacer elaborados combos, ataques para romper los escudos y, cómo no, aumentar el daño y la espectacularidad con las que troceamos a nuestros enemigos. En los poblados también podremos adquirir runas de batalla, gracias a las cuales añadiremos fuego, hielo o electricidad a nuestra espada, mejorando la eficacia de nuestros ataques.
Por otro lado, los dragones que muchos habréis visto en imágenes o vídeos promocionales, tienen finalmente su intervención en el juego, ayudándonos en ciertos momentos de la batalla. Sin embargo, a pesar de su espectacularidad, su importancia se ha visto bastante más limitada de lo que nos hubiera gustado, ya que solo podremos invocarlos en las batallas finales con unos objetivos muy limitados, desaprovechándose la oportunidad de darles un mayor protagonismo en los asedios.
Técnicamente Viking es un producto que consigue aprovechar decentemente la potencia de las nuevas consolas, muy por encima de los resultados obtenidos por Koei con su sexta entrega de Dinasty Warriors, por comparar productos de similares características. La exuberancia y la naturaleza rodean los bosques y pueblos de Midgar mientras las playas o las puestas de sol logran impresionar al jugador. El modelado es otra de sus bazas, si bien suelen repetirse bastante sobre todo en los soldados enemigos. Cabe destacar la suavidad del motor gráfico en casi el 90% del juego, exceptuando las batallas finales donde la cantidad de soldados es descomunal y las ralentizaciones hacen acto de presencia. Un título que muestra bien a las claras detalles técnicos imposibles de recrear sin la potencia de consolas como Playstation3.