Lejos de perjudicarnos, todo ese jaleo nos beneficia si aprendemos a utilizarlo a nuestro favor. El ejército rebelde siempre parece estar a la ofensiva, así que para facilitar nuestro camino, podemos optar por atacar a sus enemigos en presencia de un rebelde pasando automáticamente a ser “amigos”, algo que resulta muy útil para atravesar zonas pobladas de soldados. Además, si queremos avanzar sin ser detectados por ningún bando y no tomar partido también podemos hacerlo. Es quizá la opción más difícil pero también la que más satisfacciones provoca entre los veteranos, dejando a los que busquen más acción la posibilidad de disfrutar apretando el gatillo.
Intensidad constante
Los momentos de acción pura tienen no obstante su lugar propio, basta mencionar la espectacular huida del hotel junto a Meryl y su grupo de soldados mientras decenas de los de Liquid tratan de rodearnos, un momento de tensión y emoción que tan solo es un atisbo de lo que viviremos más adelante. Obviamente, vamos a necesitar algo más que distracciones y señuelos para avanzar, por eso no hay nada mejor que usar el nuevo traje de Snake y nuestro nuevo mejor amigo, el MK2. Este pequeño robot a control remoto es la novedad más agradable de todas y gracias a su pequeño tamaño y a su cámara incorporada, tendremos una visión perfecta del campo de batalla más allá de nuestro horizonte (permitiendo explorar calles adyacentes sin peligro, algo valioso ya que los escenarios son los más amplios de toda la serie). Gracias a un pequeño cable extensible, podremos dormir a los enemigos con una descarga o atraer su atención golpeando una pared como lo haría Snake. Pocas veces algo tan pequeño ha supuesto un cambio tan grande en la parte jugable, encajando como un guante con la filosofía Metal Gear.
También merece ser destacado el nuevo traje de nuestro protagonista, cuyas funciones presentan una evolución del que utilizó en la tercera entrega. Ahora no tendremos que seleccionar el camuflaje más adecuado, basta con tumbarnos en el suelo o cubrirnos tras algún objeto sólido o pared para quedar ocultos automáticamente. Obviamente no es tan efectivo como el conocido por “Depredador” pero su efecto además de bien conseguido suele funcionar muy bien para engañar a nuestros enemigos.
Cuando la guerra es bella
Hablar técnicamente de Metal Gear Solid 4 es hablar de un esfuerzo enorme por parte de Kojima y su equipo aprovechando de forma magistral Playstation3. Por encima de todo destaca el modelado en todos y cada uno de los personajes, ya sean destacados o meros soldados. Los rostros destilan humanidad, emociones y sentimientos, alcanzando una expresividad tremenda que realza los momentos más emotivos, que no son pocos precisamente. La iluminación, las explosiones, el humo y la intensidad con que todo se ve reflejado en el campo de batalla convierten cada secuencia en una experiencia visual a la vanguardia de lo visto hasta ahora en la consola, presentando eso sí, ligerísimas bajadas ocasionales de framerate muy puntuales, que no entorpecen en ningún momento la experiencia. El sonido adquiere un protagonismo arrollador, tanto por la técnico como por la emotividad que transmiten los temas utilizados para la ocasión. Gracias a la capacidad del BluRay (aún así se han llenado los 50GB) se ha utilizado audio digital sin compresión, lo que le da una limpieza y una calidad sonora muy por encima de lo que estamos acostumbrados, resultando más recomendable que nunca conectar nuestra consola a un buen sistema de altavoces y prepararse para disfrutar con un audio impresionante.