La nueva aventura
Apoyado por un sistema sencillo y simplificado (con cuatro comandos efectuamos las más variadas acciones), este invita a los jugadores a explorar por activa y por pasiva territorios que se van generando de forma aleatoria. Para que no se haga a lo loco, en Nintendo han introducido una leve historia que sirve para guiar a los protagonistas y así dar la sensación de estar invirtiendo el tiempo en algo productivo.
El leitmotiv de esta entrega, al igual que en el anterior lanzamiento, es que el jugador se despierta reencarnado en un pokémon. Éste dependerá de las respuestas que se den al inicio de la partida y que decidirán de que tipo de personaje se llevará en la aventura. Las opciones en ese sentido se han incrementado junto a los secundarios. Al lado del protagonista pronto se unirá un primer miembro del equipo de exploración y superadas las primeras misiones se irán reclutando a nuevos pokémon para las aventuras. Desde luego, todo inspirado y heredado de su saga mayor. Dependiendo del equipo que se lleve se logrará antes el éxito en determinados territorios.
Reutilizando conceptos
Este Pokemon Mundo Misterioso incorpora novedades ya estrenadas en el port de Mistery Dungeon de Chun Soft del año pasado. Junto al sistema de comandos y acciones, así como de avance en mazmorras, se incluye la opción de ayuda online o de solicitud de equipos de rescate. Todo vía wi-fi. No es de las experiencias más satisfactorias, pero sí es curiosa. Si caemos en una aventura, tenemos opción de pedir que nos rescaten. Una vez solicitado no podremos reanudar la partida hasta que el rescate se haya efectuado. Una lata curiosa. Pero una lata, a fin de cuentas.
Como cada vez que el equipo es derrotado se pierden todos los objetos y dinero, se cuenta también con la opción de guardar todo en el banco de dinero o en el almacén de objetos, cosa que siempre se agradece. El problema de este tipo de plantemientos es que tan pronto se avanzan seis pisos sin apenas enemigos como que en un solo instante rodean al jugador y acaban con la partida en un santiamén.
Los gráficos y músicas son tan destacables como el sistema de juego: curiosos y sencillos. Mapas de sprites tiernamente animados y escenarios preciosos en las aldeas. Músicas pegadizas para cada momento y poco más. Quien busque lo último en tecnología se llevará un chasco, pero los amantes del diseño de sprites y de los RPGs en 2D tiene aquí un festín con el que ponerse las botas.
Y finalizando, lo más destacable de todo el invento, es ver cómo de retorcida puede ser la sociedad en la que viven estos bichejos. El equipo explorador vive en un Pokégremio que se queda con casi todo el dinero que se ganan en las partidas, les quitan la comida si no se hacen bien las misiones y les marean arriba y abajo con encargos chorras y, a veces, peligrosos. Más que un pokégremio, recuerda al funcionamiento de la mafia. Pero eso solo es una cómica observación que saca punta a determinados momentos que se viven en la aventura.